El Perú enfrenta una brecha histórica de infraestructura estimada en más de USD 30 billones acumulados entre 2008 y 2023, reflejo de décadas de subinversión pública, según el Ministerio de Economía y Finanzas. Este rezago estructural evidencia la magnitud del desafío y la necesidad de mecanismos que permitan acelerar la ejecución de infraestructura.
En este contexto, Obras por Impuestos (OxI) ha mostrado un crecimiento sostenido en los últimos años, alcanzando en 2025 el mayor nivel de inversión en la historia del mecanismo, con más de S/ 4,600 millones adjudicados y 476 proyectos, según cifras oficiales de ProInversión. La evolución reciente del sistema permite estimar un crecimiento anual promedio de entre 10% y 15% en los últimos cinco años, lo que posiciona a OxI como un instrumento en expansión y con alto potencial para escalar su impacto en el cierre de brechas de infraestructura. Este desempeño confirma que OxI atraviesa un momento de madurez, con capacidad presupuestal disponible que aún no se ejecuta en su totalidad, lo que abre espacio para que más empresas amplíen su participación y escalen el impacto territorial y sectorial del mecanismo.
En este contexto, la evidencia muestra que la articulación temprana entre empresa, Estado y territorio, basada en priorización sustentada en data, es un factor clave para maximizar el impacto de los proyectos. Metodologías como la de Espacio en Marcha incorporan análisis de reclamos ciudadanos y variables de densidad poblacional para identificar dónde se concentran las mayores necesidades, orientar la inversión hacia intervenciones con mayor impacto social y facilitar una gestión articulada entre los actores públicos y privados.
Para el abogado y consultor Eduardo Devoto, entender OxI como un sistema es clave para evaluar correctamente su uso. Explica que no se trata solo de un incentivo tributario, sino de un esquema de inversión pública que articula a empresas privadas, entidades del Estado y comunidades bajo reglas técnicas, legales e institucionales definidas. A través de este sistema, las empresas financian y ejecutan proyectos de inversión pública priorizados por el gobierno central, regionales, locales o universidades públicas, recuperando la inversión como parte del pago de su impuesto a la renta. “OxI funciona cuando se comprende como un proceso completo, que exige planificación, coordinación y seguimiento permanente, más allá del beneficio fiscal”, señala.
De acuerdo con Devoto, los proyectos que avanzaron con mayor claridad durante el 2025 tuvieron tres elementos en común: una articulación temprana entre los actores involucrados y la entidad pública, desde la etapa de identificación de brechas; equipos técnicos activos y coordinados dentro de los gobiernos subnacionales; y un conocimiento operativo más sólido de las modalidades del sistema, tanto en proyectos “a diseñar” como en la cartera de ProInversión.
“Cuando estos elementos se alinean, los tiempos se acortan y la predictibilidad mejora”, afirma.
Para el 2026, el especialista señala que no todas las empresas están necesariamente en condiciones de participar de inmediato. Además de contar con capacidad financiera para adelantar recursos vía impuesto a la renta, es importante que exista claridad sobre el objetivo que se busca con el proyecto —impacto social o refuerzo reputacional—, así como la disposición para realizar las coordinaciones necesarias que garanticen la correcta y oportuna ejecución de los proyectos priorizados, bajo criterios de calidad y sostenibilidad.
En ese sentido, recomienda a las empresas que estén considerando involucrarse en un proyecto OxI respondan estas cinco preguntas clave:
- ¿Existe una brecha clara y priorizada?
Sin diagnóstico validado, el proyecto tendrá poca tracción. - ¿La entidad pública tiene un equipo técnico operativo?
La voluntad y capacidad interna es decisiva para evitar retrasos y sostener el desarrollo del proyecto. - ¿El proyecto generará impacto social real y legitimidad en el territorio?
OxI funciona mejor cuando el aporte es tangible para la comunidad. - ¿La modalidad para ejecutar una OxI es la adecuada?
El sistema ofrece dos rutas operativas, cuya diferencia no radica en el objetivo —generar impacto público y cerrar brechas— sino en el punto de partida del proyecto. En los proyectos OxI “a diseñar”, la empresa se incorpora desde una etapa temprana para formular y estructurar la iniciativa junto con la entidad pública. En los proyectos incluidos en la cartera de ProInversión, en cambio, la empresa financia iniciativas ya formuladas y priorizadas por el Estado, lo que permite avanzar por una vía más ágil. En ambos casos, el foco está en responder a una necesidad pública concreta y asegurar una ejecución ordenada y trazable. - ¿La empresa cuenta con capacidad para sostener el seguimiento continuo?
Más allá de la ruta elegida, el sistema exige articulación permanente y acompañamiento técnico estable de inicio a fin. La experiencia muestra que contar con un equipo de asesoría capaz de coordinar a la entidad pública, la empresa y el entorno territorial es clave para garantizar continuidad, reducir fricciones y asegurar que el proyecto avance de manera predecible y alineada al interés público.
Además del beneficio fiscal, Devoto destaca que OxI permite a las empresas generar impacto social directo, obtener beneficios económicos indirectos asociados a mayor previsibilidad territorial, fortalecer su posicionamiento reputacional y construir relaciones de largo plazo con autoridades y comunidades, siempre que los proyectos estén bien estructurados y correctamente gestionados.
Desde el lado público, Devoto señala que los gobiernos subnacionales deberán depurar y priorizar carteras viables, asegurar equipos técnicos estables y avanzar con procesos claros para evitar observaciones que retrasen etapas administrativas. Al mismo tiempo, subraya que muchas de las complejidades técnicas, legales, institucionales y comunitarias del sistema pueden reducirse cuando existe acompañamiento especializado que ordena el proceso y lo vuelve claro, guiado y predecible.
“Es importante que la empresa cuente con el apoyo y compromiso de sus directivos, que tengan la voluntad de generar impacto en la ciudadanía y se traduzcan los pasos a un lenguaje claro y práctico con el apoyo de articuladores como Espacio en Marcha una organización dedicada a la articulación territorial y al soporte técnico, legal e institucional para OxI. Su enfoque muestra cómo un sistema percibido como complejo puede convertirse en una herramienta accesible y segura, incluso para quienes se incorporan por primera vez”, afirma Devoto.
Para el 2026, el especialista prevé una mayor concentración de proyectos en sostenibilidad ambiental, educación, deporte e infraestructura local, sectores que han mostrado continuidad en los últimos años. Señala que la revisión temprana de condiciones técnicas, administrativas e institucionales permitirá identificar qué iniciativas pueden avanzar dentro del sistema de Obras por Impuestos.






