En medio de tensiones fiscales en EE. UU., amenazas arancelarias globales y señales mixtas de los bancos centrales, los mercados financieros ingresan a un semestre decisivo, donde cada decisión política y monetaria podría redefinir el rumbo económico global.
En el umbral de un segundo semestre cargado de tensiones comerciales, decisiones políticas y reajustes monetarios globales, los mercados financieros se encuentran en un momento crucial, marcado por una compleja convergencia entre factores macroeconómicos, anuncios de política monetaria, movimientos corporativos estratégicos y reacomodos geopolíticos. Desde Estados Unidos, donde el Congreso libra una intensa batalla fiscal y la Reserva Federal busca estabilizar expectativas de inflación sin ceder ante presiones arancelarias, hasta Asia y Europa, donde se incrementan los signos de fragilidad macroeconómica, los inversores operan bajo un entorno de incertidumbre técnica, amenazas proteccionistas y señales mixtas desde las principales autoridades monetarias.
En Estados Unidos, la reciente publicación de datos económicos mostró una economía con señales divergentes. El índice ISM manufacturero de junio se situó en 49,0, superando las expectativas (48,8) pero manteniéndose en territorio contractivo. En cuanto a sus subcomponentes, el índice de nuevos pedidos descendió a 46,4, mientras que el índice de empleo del sector manufacturero cayó a 45,0 desde 46,8, reflejando un enfriamiento en la contratación. No obstante, los precios manufactureros repuntaron marginalmente a 69,7, alineándose con la expectativa de una inflación algo más persistente. En contraposición, el PMI manufacturero general del mes sorprendió al alza, alcanzando 52,9 frente al 52,0 esperado, lo que confirma la resiliencia parcial del sector productivo.
Los datos de empleo continuaron mostrando un mercado robusto, aunque con señales de moderación. Las solicitudes de hipotecas del MBA aumentaron un 2,7% respecto a la semana anterior, mientras que la tasa hipotecaria a 30 años retrocedió ligeramente a 6,79%. Por su parte, la encuesta JOLTS de ofertas laborales reveló 7,769 millones de vacantes, muy por encima de las previsiones (7,320 millones), lo que sugiere que la demanda por trabajo sigue sólida pese a un contexto de normalización. El informe Challenger de junio mostró 47.999 recortes de empleo, una fuerte caída frente al 93.816 de mayo, evidenciando una reducción en los despidos planeados por las empresas.
En cuanto al PIB estimado por la Fed de Atlanta para el segundo trimestre, se ajustó a la baja desde 2,9% a 2,5%, lo que refleja una revisión moderada en las perspectivas de crecimiento. No obstante, el sentimiento inversor se mantiene en niveles elevados. El índice de Miedo y Avaricia se sitúa en 66 puntos, indicando un entorno dominado por el apetito de riesgo. Este optimismo ha sido alimentado por las declaraciones de Powell, quien confirmó que el crecimiento económico y el mercado laboral siguen siendo sólidos, aunque reafirmó que la senda fiscal del país es insostenible a largo plazo. Si bien una mayoría dentro de la Fed espera recortes de tasas antes de fin de año, Powell se negó a confirmar si julio es demasiado pronto para una baja, y reiteró que la inflación se comporta de acuerdo con lo previsto.
En el ámbito político, las declaraciones del presidente Donald Trump han intensificado la presión sobre los mercados. Trump reiteró su amenaza de imponer nuevos aranceles a varias naciones, en particular a Japón, donde sugiere una tarifa del 30% al 35% si no se logra un acuerdo comercial antes del 9 de julio. Además, indicó que EE. UU. dará prioridad a India sobre Japón en las negociaciones arancelarias. Respecto al proyecto de ley fiscal, Trump afirmó que la Cámara de Representantes podría aprobarla próximamente, aunque dejó abierta la posibilidad de extender su fecha límite original del 4 de julio. El vicepresidente Vance rompió el empate en el Senado para aprobar dicha ley, y el líder republicano Thune confirmó contar con los votos necesarios. La Cámara, liderada por Johnson, busca acelerar su aprobación.
En el frente internacional, las tensiones geopolíticas siguen escalando. Trump fue claro al señalar que será “muy firme” con Netanyahu respecto a Gaza y anticipó un posible acuerdo en esa región la próxima semana. También afirmó que Irán enfrenta severas limitaciones por las sanciones actuales. Respecto a Rusia, advirtió que “la estamos observando muy de cerca”. Además, Trump cuestionó la gestión de Powell al frente de la Fed y lanzó comentarios crípticos sobre DOGE y Musk, sugiriendo posibles ahorros vinculados a Tesla.
Desde el sector financiero, los mayores bancos estadounidenses superaron exitosamente las pruebas de estrés de la Reserva Federal, lo que les ha permitido incrementar sus pagos de dividendos. Este resultado se interpreta como una validación de la fortaleza de sus balances, y coincide con las proyecciones de firmas como Goldman Sachs y JPMorgan. GS estima que la baja en el volumen transado está impulsando el sentimiento, y que los fondos sistemáticos podrían inyectar hasta 80.000 millones de dólares en acciones globales el próximo mes. JPMorgan, por su parte, actualizó su modelo con una baja probabilidad de corrección significativa en el S&P 500 durante los próximos seis meses. Esto se traduce en un renovado apetito por riesgo, validado por el reciente cierre del índice por encima de los 6.200 puntos, un máximo histórico.
En el ámbito corporativo, Apple ha iniciado la fase de prototipado de su iPhone plegable, con un posible lanzamiento proyectado para 2026, según DigiTimes. Netflix, por su parte, explora nuevos formatos de contenido en vivo que incluyen programas musicales e intervenciones con celebridades, en un intento por robustecer su oferta y diferenciarse en la guerra del streaming.
En Europa, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, destacó que si bien no se puede declarar una “misión cumplida”, el objetivo de inflación se ha alcanzado, aunque con riesgos que exigen mantener la vigilancia. Lagarde afirmó que el BCE trabajará más sistemáticamente con escenarios, tomando en cuenta el tipo de cambio, y que están preparados para operar en “aguas turbulentas”. Mientras tanto, el gobernador Centeno expresó cautela, particularmente por la debilidad en la inversión en la eurozona, afirmando que no hay prisa por reducir tasas. El gobernador Müller respaldó esa visión, al señalar que los tipos podrían mantenerse sin cambios en julio, y que no existe una necesidad urgente de estimular la economía con recortes.
El desempleo en la eurozona se mantiene estable en 6,3%, mientras que en la UE alcanza el 5,9%. En Alemania, el canciller Merz expresó un moderado optimismo sobre un posible acuerdo comercial con EE. UU., aunque sin garantías de éxito. Alemania también fue informada con antelación por Francia sobre la reciente comunicación entre Macron y Putin, en medio de un clima diplomático tenso.
Desde el Reino Unido, el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, apuntó a un debilitamiento en la economía y el mercado laboral, y enfatizó que la inflación británica obedece principalmente a precios administrados. Si bien afirmó que la dirección de las tasas de interés es descendente, también consideró que aún es pronto para evaluar el impacto de los aranceles en los precios internos.
En Asia, la situación se torna particularmente delicada. Japón enfrenta el espectro de un arancel del 30% al 35% por parte de EE. UU., mientras continúan las negociaciones comerciales a nivel técnico, según lo confirmado por el negociador Akazawa. El primer ministro Ishiba declaró que Japón impulsará la demanda interna y diversificará los destinos de exportación como respuesta defensiva, además de que decidirá de forma autónoma su política de defensa. El gobernador del Banco de Japón, Kazuo Ueda, reconoció que la tasa actual está por debajo de la neutral y que cualquier subida dependerá de tres factores que afectan la inflación. Además, admitió que el rango estimado de tasas neutrales es amplio, lo que sugiere flexibilidad en las futuras decisiones del BoJ.
El panorama de los mercados globales continúa siendo ambivalente, con fundamentos macroeconómicos sólidos en EE. UU., especialmente en el mercado laboral y el crecimiento manufacturero, pero con riesgos crecientes provenientes del frente político y comercial. La posibilidad de nuevos aranceles, liderada por la administración Trump, y su impacto en las relaciones con Japón, India y la UE, podrían representar un catalizador negativo para la segunda mitad del año. A esto se suma la incertidumbre fiscal interna y la presión sobre la Reserva Federal, que podría retrasar los recortes de tasas previstos si persisten las presiones inflacionarias.
En Europa, aunque los bancos centrales mantienen el tono prudente, el debilitamiento en la inversión y la economía en general apunta a una senda de relajación monetaria más cercana al cuarto trimestre. Asia enfrenta un escenario más volátil, con Japón en la mira arancelaria y una política monetaria que aún no logra despegar del estímulo post-pandemia.
Para los próximos meses, el escenario base contempla un mercado aún con soporte técnico y liquidez sistemática, pero cada vez más sensible a eventos geopolíticos, decisiones fiscales y sorpresas macro. La clave será la evolución de los aranceles y la concreción del paquete fiscal estadounidense. Cualquier alteración abrupta en estos frentes podría desatar ajustes bruscos. En este contexto, los inversionistas institucionales deben reforzar su gestión de riesgo, monitorear flujos sistemáticos y mantener una visión flexible en sus modelos de asignación táctica.






