Israel implementa el primer proyecto mundial para reabastecer un lago con agua desalinizada

El país inició el bombeo de agua de mar tratada hacia el Mar de Galilea, su mayor embalse de agua dulce, en un innovador esfuerzo por mitigar los efectos de la sequía y preservar sus recursos hídricos.

Israel ha dado un paso sin precedentes en la gestión del agua. La Autoridad del Agua del país comenzó a canalizar agua desalinizada hacia el Mar de Galilea, convirtiéndose en el primer intento del mundo de reabastecer un lago de agua dulce con agua de mar tratada. Este ambicioso proyecto, en desarrollo durante varios años, busca contrarrestar el rápido descenso del nivel del lago y consolidar el liderazgo israelí en tecnologías de desalinización.

El bombeo, inaugurado discretamente el 23 de octubre, transporta agua desalinizada a través del arroyo estacional Tsalmon, desembocando en el manantial de Ein Ravid, a cuatro kilómetros de la fuente principal de agua potable de emergencia del país. Se estima que el nivel del lago aumentará unos 0,5 centímetros por mes. Además, la medida ha reactivado el flujo del río Tsalmon, que había permanecido seco por años.

Una respuesta a la crisis hídrica

El nivel del Mar de Galilea, que se encontraba a 213,33 metros bajo el nivel del mar, se acercaba peligrosamente a la “línea roja inferior”, el límite que indica riesgo ecológico. Ante esta situación, el proyecto permitirá mantener el equilibrio del ecosistema y garantizar el suministro de agua a las comunidades del norte de Israel. Actualmente, el sistema bombea 1.000 metros cúbicos de agua por hora, aunque las autoridades planean aumentar gradualmente el flujo a 1.500 o incluso 2.000 metros cúbicos por hora, dependiendo de la disponibilidad de agua desalinizada y las lluvias del invierno.

Tecnología e impacto ambiental

Las pruebas científicas preliminares han mostrado que el proceso no generará efectos negativos significativos sobre los ecosistemas del lago, aunque algunos expertos advierten que el cambio en la salinidad podría alterar la ecología local. No obstante, el proyecto es considerado un ejemplo de ingeniería ambiental aplicada a gran escala.

El origen de la iniciativa se remonta al período de sequías extremas entre 2013 y 2018, cuando el nivel del lago alcanzó su mínimo histórico. Gracias a la infraestructura de desalinización instalada en las comunidades de la Baja Galilea, las autoridades decidieron conectar el sistema al lago para estabilizar su volumen.

Un modelo de sostenibilidad hídrica

Israel es líder mundial en desalinización: produce suficiente agua tratada para abastecer a gran parte de su población y exportar a países vecinos. Esta capacidad ha permitido reducir la presión sobre acuíferos y embalses naturales como el Mar de Galilea. Sin embargo, el invierno pasado registró solo la mitad de las precipitaciones habituales, lo que reavivó las alertas por la escasez hídrica.

En los próximos meses, el país limitará la extracción de agua del lago a 20 millones de metros cúbicos, una décima parte de lo habitual, y reducirá el riego de unas 2.000 hectáreas agrícolas para priorizar el reabastecimiento.

El proyecto marca un nuevo capítulo en la lucha contra la desertificación y el cambio climático, posicionando a Israel como referente global en gestión sostenible del agua.