PBI creció 3.9% y empleo nacional avanzó 1.3% en el primer trimestre impulsados por los sectores vinculados al consumo

Inversión privada se expandió 6.7% en el primer trimestre, según estimaciones del IPE. Crecimiento se mantuvo por cuarto trimestre consecutivo a un ritmo en torno a 4%. Empleo nacional aumentó en 215 mil puestos, pero se perdieron 126 mil empleos juveniles. Empleo se desacelera en la capital: creció solo 1.7% luego de seis trimestres seguidos con ritmos por encima del 4%.

La economía creció 4.7% en marzo de 2025 y tuvo un avance respecto al mes previo (febrero: 2.7%), el cual había sido afectado por la comparación del año bisiesto. Con este resultado, la economía acumuló un crecimiento de 3.9% en el primer trimestre de 2025 y mantuvo por cuarto trimestre consecutivo un ritmo de crecimiento en torno a 4%.

Dinamismo en el primer trimestre

Por sectores, el crecimiento económico del primer trimestre estuvo impulsado tanto por los sectores primarios (3.4%) como no primarios (3.9%). De un lado, el avance en los sectores primarios estuvo explicado por la mayor producción del sector minería (3.2%), ante una mayor extracción de metales como cobre (en las unidades mineras Las Bambas, Marcobre y Antapaccay) y molibdeno (en Cerro Verde y Antamina), sumado a una expansión de dos dígitos del sector pesca (25.2%), ante una mayor captura destinada al consumo humano directo (congelados, enlatados y frescos), principalmente.

En tanto, los sectores no primarios vinculados a la inversión (3.8%) y al consumo (3.5%) mantuvieron su dinamismo en los primeros tres meses del año. En particular, el crecimiento de las actividades asociadas a inversión estuvo principalmente impulsado por la mayor producción de construcción, que creció 5.3% explicado por un desempeño favorable en el avance de obras públicas en los tres niveles de gobierno (15.1%) y un mayor consumo interno de cemento (2.6%). Por su parte, el crecimiento de los sectores de consumo se mantuvo dinámico de manera similar en comercio (3.4%) y servicios (3.6) en un contexto en el que la inflación se mantuvo dentro de su meta.

Según componentes del gasto, la economía en el primer trimestre habría estado impulsada principalmente por el consumo privado y la inversión privada. El consumo privado habría crecido alrededor de 3.5% en los primeros tres meses del año, según estimaciones del IPE, favorecido por un entorno de inflación controlada y la recuperación progresiva del mercado laboral. Por su parte, la inversión privada habría cerrado el primer trimestre con un avance de 6.7%, su mayor ritmo desde el tercer trimestre del 2021, en línea con los resultados positivos que vienen mostrando sectores como construcción y manufactura. En dicho periodo, la inversión privada habría estado impulsada por la progresiva recuperación de la inversión residencial, reflejado en el mayor consumo de cemento, así como en el notable incremento en las importaciones de bienes de capital (17%).

Empleo nacional impulsado por consumo

En el primer trimestre del año, el empleo total a nivel nacional creció 1.3%, con lo que se crearon 215 mil puestos de trabajo. El avance responde al aumento de trabajadores en zonas urbanas (1.7%), mientras que en el área rural se registró un ligero retroceso (-0.4%). Así, el empleo creció en 24 de las 27 principales ciudades del país, entre las que destacan Huancavelica (15.6%), Puno (9.6%), Cusco (9.3%) y Pucallpa (9.1%). En cambio, el empleo en la capital se ha desacelerado: creció solo 1.7% en el primer trimestre, luego de seis trimestres seguidos con ritmos por encima del 4%.

Los sectores asociados con el consumo (comercio y servicios) fueron los que más impulsaron el empleo en este periodo, contribuyendo con la creación de 107 mil puestos, en línea con el dinamismo que continúan mostrando estas actividades a inicios del 2025. También aportó el incremento de trabajadores en los sectores primarios (60 mil puestos adicionales), sostenido principalmente por la recuperación que aún exhibe la agroindustria y agroexportación. Asimismo, el empleo en la construcción aumentó por segundo trimestre consecutivo, creando 34 mil trabajos y dejando atrás los ocho trimestres en negativo que registró previamente.

El empleo juvenil continúa retrocediendo: en el grupo de 14 a 24 años se registró una reducción de 4.8%, lo que equivale a 126 mil puestos perdidos. Cabe mencionar que, al 2024, el empleo en este grupo ya había acumulado tres años consecutivos de caída. No solo hay menos jóvenes trabajando, sino también buscando empleo: la población juvenil económicamente activa disminuyó 6.1% en el primer trimestre, es decir 183 mil jóvenes dejaron de participar del mercado laboral frente al año pasado, sumando también tres años en negativo.

Los indicadores de calidad del empleo han mejorado en el último año, pero de manera incipiente. La tasa de informalidad laboral ascendió a 70.7% en el periodo entre abril 2024 y marzo 2025, cifra apenas menor a la de un año antes (71.2%). El subempleo también se redujo, alcanzando una tasa de 46.4% entre abril 2024 y marzo 2025, menor al 48% del año previo. Además, los ingresos de los trabajadores aumentaron 3% en términos reales -es decir ajustados por inflación- en el último año. Sin embargo, según estimaciones del IPE, estos aún se ubican cerca de 4% por debajo de los niveles prepandemia, con lo que los salarios de los peruanos han perdido casi S/70 de capacidad adquisitiva desde el 2019. Frente a este escenario, se requiere un mayor impulso de la inversión privada, principal generador del empleo de calidad y mejores ingresos, así como políticas que promuevan una mayor competitividad laboral.

Perspectivas 2025-2026

Los indicadores adelantados de actividad muestran una desaceleración influenciada por el efecto estadístico de los feriados de Semana Santa. Según el Comité de Operación Económica del Sistema (COES), la demanda de electricidad creció 2.4%, un ritmo similar al del año previo (2.5%); sin embargo, es significativamente menor al registrado en marzo de este año (5.3%). Este menor ritmo de crecimiento está vinculado al consumo de electricidad de los hogares, que pasó de aumentar 7% en marzo a 3.2% en abril; y de las empresas mineras, que bajó de un ritmo de 3.7% a 2.6%. Por su parte, la demanda eléctrica en sectores vinculados a la inversión, que considera empresas cementeras y siderúrgicas, cayó 0.4%, acumulando su cuarto resultado negativo del año. Sin embargo, los días festivos habrían favorecido al sector servicios: en abril, el índice de Big Data de Consumo del BBVA registró un crecimiento de 30.8% en actividades de entretenimiento y de 18.4% en turismo.

Según nuestras proyecciones de marzo, la economía peruana crecería alrededor de 3.1% en 2025, debido al mayor dinamismo de la inversión privada (3.8%) y del consumo privado (3.3%). Para el 2026, el pronóstico es 2%, ante el entorno de incertidumbre electoral que perjudicaría el resultado de la inversión privada (-1.4%). No obstante, estas proyecciones presentan un sesgo a la baja en un contexto de elevada incertidumbre internacional ante la política comercial de Estados Unidos. Este escenario ha resultado en que organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, recorten sus expectativas de crecimiento económico global, lo cual afectaría el desempeño de la economía peruana. En ese contexto, como cada trimestre, el IPE presentará la actualización de sus proyecciones macroeconómicas en junio próximo.