El Instituto Peruano de Economía (IPE) advirtió que Cusco podría enfrentar una contracción económica de alrededor del 7% en 2025, en medio de una fuerte caída de visitantes a Machu Picchu y la paralización de más de 3.000 proyectos públicos a nivel regional. El rezago en la inversión y la lentitud en la reactivación de sectores estratégicos agravan este escenario.
“Cuando una región mantiene más del 40% de sus proyectos sin ejecución efectiva, el impacto en el crecimiento es inmediato; y en el caso de Cusco, esto explica buena parte del retroceso previsto para 2025”, señaló Frescia Vizcarreta, directora de la Facultad de Negocios de Zegel.
Estas conclusiones fueron presentadas en el evento “Revisión de las Finanzas Públicas para el Perú: Una mirada especial al Cusco”, organizado por el IPE junto al Banco Mundial y el Instituto Cusqueño de Economía (INCUSE). Durante el encuentro, distintos especialistas remarcaron la urgencia de recuperar la inversión privada, especialmente en los sectores minero y turístico, considerados claves para la economía cusqueña.
Una década marcada por la desaceleración y el estancamiento
Cusco vivió un periodo de fuerte expansión durante la primera mitad de la década pasada, lo que permitió reducir la pobreza a 17.6%. Sin embargo, entre 2015 y 2024 el dinamismo se frenó, y el crecimiento anual promedio se desplomó a 0.9%, aumentando la pobreza a 18.5%.
En el análisis del IPE, el sector minero representa una oportunidad desaprovechada. La región posee tres proyectos por US$3.300 millones que podrían duplicar la producción de cobre y superar las 525.000 toneladas al año, pero su desarrollo continúa paralizado. Esto contrasta con las transferencias por canon y regalías, que totalizan casi S/ 13.000 millones desde 2021, recursos que no se han traducido en mejoras claras en los servicios públicos debido a deficiencias de ejecución.
Turismo rezagado y más de 3.000 obras sin avance
Las visitas a Machu Picchu siguen 24% por debajo de los niveles previos a la pandemia, afectando los ingresos de miles de familias dependientes del sector. Otros rubros con potencial, como el agroindustrial —especialmente flores y fresas—, no han logrado alcanzar el volumen o la diversificación necesarios para impulsar la economía local.
Si bien el Perú mantiene una estructura fiscal sólida, la falta de predictibilidad se ha intensificado por el incumplimiento de la regla fiscal y la aparición de propuestas legislativas con efectos tributarios adversos. Además, el 45% de los proyectos públicos iniciados desde 2012 a nivel nacional está abandonado, cifra que evidencia un problema estructural de gestión.
Región en riesgo: IPE pide acelerar inversiones y destrabar proyectos
La burocracia continúa retrasando proyectos de infraestructura turística, obras viales y la masificación del gas natural, factores que frenan el crecimiento regional.
“Si Cusco logra activar al menos el 30% de sus proyectos paralizados, el rebote económico podría superar el 4% anual. La clave está en destrabar inversiones y garantizar estabilidad para los sectores productivos”, señaló Vizcarreta.
El IPE concluye que, sin medidas inmediatas orientadas a dinamizar la inversión privada y mejorar la eficiencia del gasto público, la región podría enfrentar un deterioro económico profundo durante 2025. Reactivar minería, turismo y agro será esencial para transformar los recursos disponibles en progreso real para la población.






