Cada 24 de junio, Cusco se convierte en el epicentro de una celebración que fusiona espiritualidad, historia y arte: el Inti Raymi, la emblemática Fiesta del Sol. Considerada una de las festividades culturales más antiguas del continente, esta ceremonia andina no solo emociona por su valor histórico, sino también por su poder simbólico y estético, capaz de cautivar tanto a viajeros como a artistas visuales.
Relatado por cronistas como el Inca Garcilaso de la Vega y Guamán Poma de Ayala, el Inti Raymi fue instaurado por el Inca Pachacútec como un ritual de agradecimiento al dios solar Apu Inti, que buscaba garantizar la fertilidad del suelo y renovar el ciclo agrícola. Hoy, más de cinco siglos después, esta celebración continúa viva, convertida en una puesta en escena monumental donde cada color, forma y movimiento transmite un mensaje ancestral.
Para los diseñadores peruanos, el Inti Raymi no es solo una tradición: es un universo visual en constante evolución. Basta observar los trajes ceremoniales para notar la sabiduría con la que se aplica el color: el rojo simboliza poder y linaje; el amarillo, el sol y la vida; y el azul profundo, el vínculo con lo divino. Estos códigos heredados del Tahuantinsuyo siguen alimentando la creatividad contemporánea y aparecen reimaginados en murales urbanos, piezas editoriales, ilustraciones digitales y diseño textil.
Artistas como Fito Espinosa, Elliot Túpac y Olfer Leonardo han logrado reinterpretar esta riqueza visual desde sus propios lenguajes creativos, demostrando que la identidad andina no es una reliquia del pasado, sino una narrativa activa y poderosa. “Como diseñadora gráfica profundamente conectada con mis raíces andinas, no puedo evitar sentirme impactada por la fuerza visual del Inti Raymi. Es un deleite para nuestros ojos, una puesta en escena majestuosa donde cada símbolo y danza nos cuenta una historia”, afirma Maribel Chumbe, especialista en Diseño Publicitario y docente de la carrera de Diseño Gráfico de IDAT.
El creciente interés por revalorar lo ancestral también se refleja en la sociedad peruana. Según el Plan Nacional de Cultura al 2030, el 71 % de los peruanos considera que la cultura es un aspecto importante en su vida diaria, y el 64 % reconoce que las tradiciones y expresiones culturales fortalecen su sentido de pertenencia. Este contexto impulsa propuestas visuales que conectan lo ancestral con lo contemporáneo, desde una mirada estética, crítica y profundamente identitaria.
En los últimos años, el Inti Raymi ha reunido a decenas de miles de asistentes nacionales y extranjeros, con alta demanda hotelera y cobertura mediática nacional e internacional. Esta movilización no solo dinamiza la economía local, sino que también posiciona al Perú como un referente global de cultura viva. A la par, impulsa la producción de contenido audiovisual, gráfico y artístico que rescata y actualiza los códigos visuales del mundo andino.
“El Inti Raymi es una invitación a explorar, indagar y sumergirse en una celebración que supera el tiempo y despierta la imaginación”, concluye Chumbe. Para los creativos peruanos, esta fiesta ancestral es mucho más que una representación histórica: es una fuente inagotable de inspiración que sigue iluminando nuevas formas de narrar quiénes somos.
