Expertos piden una definición estratégica sobre Petroperú

La empresa estatal enfrenta un deterioro financiero que ya supera los US$ 7,000 millones y presiona la estabilidad económica del Perú.

Advertencia sobre el modelo actual

Las recientes declaraciones del presidente del Consejo de Ministros Ernesto Álvarez, quien señaló que Petroperú está en una situación de quiebra y que seguir destinando recursos públicos representa un riesgo para la estabilidad económica del país, han reactivado el debate sobre el futuro de la petrolera estatal. El ex presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía Carlos Gálvez sostuvo que persistir en un modelo que acumula pérdidas sostenidas es un error estratégico y afirmó que la empresa no tiene solución en su estado actual porque únicamente recibe recursos para cubrir sus pérdidas.

Opciones estructurales en evaluación

Gálvez indicó que Petroperú requiere una decisión de fondo y reiteró que la Refinería de Talara nunca debió construirse. Planteó como alternativa llevar a la compañía al Indecopi para iniciar un proceso concursal que permita ordenar el pago de obligaciones con proveedores y bonistas, lo que podría incluir la posibilidad de liquidación. Como segunda opción, propuso evaluar la venta de la Refinería de Talara sin trasladar la deuda asociada, una medida que podría aliviar las finanzas de la empresa y reducir el uso de recursos públicos, además de evitar efectos sobre la calificación crediticia del país.

Dimensión de la deuda y los riesgos

El especialista precisó que los ingresos provenientes de una eventual venta contribuirían a reducir la deuda vigente de Petroperú, aunque advirtió que el Estado deberá asumir el diferencial no cubierto. Recordó que en 2016 ya había recomendado al entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski detener la construcción del proyecto pese a que se habían comprometido US$ 1,000 millones porque continuar implicaba pérdidas más grandes. Petroperú acumula hoy más de US$ 7,000 millones en pérdidas y mantiene obligaciones significativas con proveedores y bonistas, un escenario que agrava la presión financiera y los retos de gobernanza corporativa.