El 62% del patrimonio europeo ya se gestiona bajo criterios ESG, en un escenario donde la sostenibilidad se convierte en pilar estructural del sistema financiero.
Europa afianza su modelo sostenible
Mientras el debate político global sobre el cambio climático sigue dividido, Europa ha tomado una posición clara: integrar la sostenibilidad como eje del crecimiento económico. Actualmente, el 62% del patrimonio gestionado en el continente está bajo criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), según se destacó en el foro Finanzas sostenibles: nuevo hito para el sector financiero, parte del III EXPANSIÓN GreenWorld & Sustainability.
El encuentro reunió a líderes del sector financiero y representantes de organismos públicos, entre ellos Helena Viñes, presidenta de la Plataforma de la UE sobre Finanzas Sostenibles; Ana Puente, del Ministerio de Economía de España; y ejecutivos de Telefónica, Santander, BBVA y CaixaBank. Todos coincidieron en que la sostenibilidad ha dejado de ser un asunto reputacional para convertirse en un factor estructural del sistema financiero y empresarial.
Tres pilares para una transición verde estable
Helena Viñes resaltó que, pese al contexto global, Europa mantiene su credibilidad y predictibilidad normativa como activos fundamentales. Según explicó, la estrategia europea se sostiene sobre tres pilares:
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Integración del mercado único de capitales, promoviendo sinergias regulatorias.
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Multilateralismo y diplomacia verde, aprovechando el vacío de liderazgo global.
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Preservar la fiabilidad del marco regulatorio europeo, clave para atraer inversiones sostenibles.
Este marco ha generado un efecto inmediato: fondos estadounidenses están trasladando parte de sus inversiones hacia Europa, atraídos por la estabilidad de las reglas ESG y la coherencia de su supervisión.
El papel del Estado y las pymes en la transformación
Desde el Ministerio de Economía, Ana Puente subrayó dos prioridades: gestionar la incertidumbre y proteger a las pymes, las más vulnerables ante los cambios regulatorios. Aseguró que el objetivo del Gobierno no es solo regular, sino canalizar financiamiento hacia la transformación de empresas y economías, apostando por la colaboración público-privada como herramienta de impulso.
Empresas y banca: el motor del cambio
El compromiso empresarial fue otro eje del debate. Telefónica, pionera en emitir un bono verde en 2019, destacó que las decisiones de inversión y financiación hoy se toman junto al área de sostenibilidad.
Por su parte, Banco Santander y BBVA resaltaron el papel del sector financiero como palanca para la transición verde, ofreciendo asesoría y herramientas a empresas que buscan adaptarse a las nuevas exigencias ambientales.
BBVA, por ejemplo, se ha propuesto canalizar más de 700.000 millones de euros en financiación sostenible entre 2025 y 2029, mientras que CaixaBank reportó que el 16% de sus ingresos financieros ya provienen de contratos sostenibles.
Los retos normativos del modelo europeo
Uno de los principales obstáculos señalados por los ponentes fue la complejidad regulatoria y el exceso de reportes, que genera sobrecarga administrativa.
Viñes explicó que simplificar no significa recortar normas, sino alinear objetivos y eliminar redundancias. Coincidió con Puente y Maroto en la necesidad de reducir la “fatiga regulatoria” y priorizar la calidad sobre la cantidad de datos.
Empresarios y banqueros también insistieron en que la regulación debe adaptarse a la realidad de las pymes y sectores tecnológicos que, aunque estratégicos, a veces quedan fuera de las taxonomías verdes europeas.
Hacia una sostenibilidad inclusiva y competitiva
Los panelistas coincidieron en que la sostenibilidad no debe entenderse como un fin, sino como una vía para la competitividad y la estabilidad económica.
Para Clara Barrabés (BBVA), el desafío está en diseñar productos financieros que impulsen proyectos con impacto ambiental y social positivo, mientras que Severiano Solana (CaixaBank) enfatizó la importancia de bajar la regulación al mundo pyme y aprovechar los instrumentos del BEI e ICO.
En conjunto, el debate confirmó que Europa lidera la sostenibilidad financiera, pero aún debe armonizar normativas, mejorar el acceso a datos y acelerar la transformación del tejido productivo.






