La crisis política en Washington y la expectativa de nuevos recortes de tasas por parte de la Reserva Federal aumentan la volatilidad global, mientras el Tesoro estima pérdidas millonarias por el cierre del gobierno y los mercados reaccionan entre la cautela y el optimismo corporativo.
El inicio de la semana financiera estuvo marcado por una elevada volatilidad en los mercados globales, con los inversionistas reaccionando a una combinación de tensiones comerciales, anuncios de política monetaria, cifras macroeconómicas y resultados corporativos que delinearon un panorama complejo. La narrativa dominante giró en torno a Estados Unidos, donde la incertidumbre política por el cierre gubernamental se entrelazó con las expectativas de recortes de tasas de la Reserva Federal y la evolución de la guerra comercial con China, mientras en Europa y Asia los datos de inflación, producción y comercio exterior ofrecieron señales mixtas sobre la recuperación económica.
En Estados Unidos, el Senado rechazó el proyecto republicano para financiar al gobierno, sin un camino claro para poner fin al cierre administrativo, lo que incrementó la incertidumbre política y económica. La Casa Blanca confirmó que continuará con despidos y que resistirá el shutdown, mientras el líder demócrata Jeffries insistió en que su partido está listo para reabrir el gobierno si hay disposición de diálogo. El presidente Trump endureció su retórica al afirmar que el país está en una guerra comercial con China, calificando de “muy importante” el uso de aranceles como herramienta de defensa, y advirtió que tomará tiempo poner fin a las compras de petróleo ruso por parte de India. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, corrigió su estimación inicial sobre el costo del cierre, señalando que la parálisis gubernamental podría costar 15.000 millones de dólares semanales a la economía, en lugar de diarios, y añadió que la administración podría extender la pausa en los aranceles elevados a productos chinos si Pekín retrasa nuevas restricciones a las exportaciones de tierras raras. Bessent también subrayó que la prioridad de Estados Unidos es asegurar cadenas de suministro de minerales críticos y que el déficit comercial en contracción debería respaldar al dólar. En paralelo, la Reserva Federal mantuvo un tono de cautela: el gobernador Stephen Miran advirtió que las fricciones comerciales han elevado los riesgos para el crecimiento y que el banco central debe recortar tasas con rapidez para amortiguar la economía, mientras Christopher Waller destacó que la disrupción tecnológica es necesaria para materializar los beneficios de la inteligencia artificial, aunque reconoció que la transición implicará pérdidas de empleo antes de que se generen nuevas oportunidades. El Beige Book de la Fed reflejó que la actividad económica cambió poco en el último periodo, con tres distritos reportando un crecimiento leve, cinco sin cambios y cuatro con ligera desaceleración, mientras los salarios crecieron en todos los distritos. En los mercados, Wall Street vivió una sesión de fuertes oscilaciones: el S&P 500 llegó a subir 1,2% antes de girar a terreno negativo y luego recuperarse, en un contexto de toma de utilidades tras uno de los mejores semestres para las acciones desde la década de 1950. El repunte estuvo apoyado por resultados sólidos de Morgan Stanley y Bank of America, que reportaron ingresos robustos en trading y banca de inversión, mientras el sector tecnológico se benefició de comentarios positivos de ASML sobre la demanda de semiconductores vinculados a la inteligencia artificial. En renta fija, los rendimientos de los Treasuries se estabilizaron tras una caída que llevó al bono a dos años a mínimos desde 2022, mientras el oro se mantuvo cerca de máximos históricos en torno a 4.200 dólares la onza como refugio frente a la incertidumbre. El petróleo WTI cerró en 58,27 dólares el barril, con una caída de 0,73%, y el Brent en 61,91 dólares, retrocediendo 0,77%, mientras el gas natural y la gasolina también registraron descensos.
En el frente corporativo, además de los bancos, destacaron anuncios estratégicos: Oracle y Microsoft anunciaron una alianza para mejorar la eficiencia en cadenas de suministro mediante inteligencia artificial, mientras Amazon incorporó los modelos Claude 4 de Anthropic en su plataforma Bedrock. Meta confirmó la construcción de un nuevo centro de datos de gran escala en Texas, aprovechando la infraestructura energética del estado, y Apple presentó un nuevo iPad Pro con chip M5. BlackRock y Nvidia avanzaron en un acuerdo de 40.000 millones de dólares para la adquisición de un centro de datos, reforzando la narrativa de consolidación en el sector tecnológico. En paralelo, el gobierno de Trump convocó a un encuentro en la Casa Blanca con representantes de Lockheed Martin, Microsoft, Meta, Google, Amazon y Palantir, subrayando la importancia de la colaboración entre defensa y tecnología en el marco de la estrategia industrial estadounidense.
En Europa, los mercados se vieron impulsados por resultados corporativos sólidos y un renovado apetito por riesgo. El índice Stoxx 600 avanzó con fuerza, liderado por LVMH, que sorprendió con un crecimiento inesperado y subió 15%. En el plano macroeconómico, la producción industrial de la eurozona cayó 1,2% mensual en agosto, menos de lo esperado, mientras en términos interanuales creció 1,1%. En Alemania, el ministro de Finanzas Klingbeil defendió la necesidad de un impuesto mínimo global y destacó que el país busca nuevas alianzas estratégicas con el sur global, al tiempo que el BCE, a través de Nagel, advirtió que la inflación en servicios sigue siendo persistente y que es demasiado pronto para anticipar próximos movimientos de tasas. Fitch Ratings alertó sobre la heterogeneidad fiscal y de crecimiento en Europa occidental, mientras en Francia la agencia advirtió que la suspensión de la reforma de pensiones incrementa el riesgo de reversión de los cambios de 2023 tras las elecciones de 2027. El Reino Unido, por su parte, prepara un presupuesto con aumentos de impuestos a las grandes fortunas y sanciones dirigidas a las principales petroleras rusas, Lukoil y Rosneft, en un esfuerzo por reforzar la estabilidad fiscal y la presión sobre Moscú.
En Asia, la atención se centró en la política monetaria y las tensiones comerciales. En Japón, el miembro del directorio del Banco de Japón, Tamura, afirmó que la entidad debe llevar las tasas de interés más cerca de niveles neutrales, estimando que la tasa neutral se ubica al menos en 1%, aunque reconoció que la economía aún enfrenta riesgos inflacionarios al alza. Tamura advirtió que los precios de los alimentos no deben considerarse un factor transitorio y que muchas empresas mantienen una postura proactiva de inversión fija, lo que refuerza la necesidad de un ajuste gradual. El ministro de Finanzas Kato, por su parte, señaló que la estabilidad política es positiva para el mercado cambiario y que el G7 debe trabajar unido frente a las restricciones chinas sobre tierras raras. En China, el Banco Popular fijó el tipo de cambio del yuan en su nivel más fuerte desde octubre de 2024, en 7,1186 por dólar, e inyectó 236.000 millones de yuanes mediante repos inversos a siete días, reforzando la liquidez. El índice de precios al consumidor cayó 0,3% interanual en septiembre, mientras el índice de precios al productor retrocedió 2,3%, en línea con lo esperado, reflejando presiones deflacionarias persistentes. En Corea del Sur, el jefe de política presidencial se mostró optimista sobre las negociaciones arancelarias con Estados Unidos, mientras el banco central reportó un fuerte ingreso de capital extranjero en acciones y bonos en septiembre, el mayor desde principios de 2024. En Oceanía, Australia reportó un aumento de 14.900 empleos en septiembre, con una tasa de desempleo de 4,5%, por encima de lo previsto, mientras el Banco de la Reserva advirtió que la productividad más baja limita el crecimiento de la economía y los salarios. En Nueva Zelanda, la inflación de alimentos subió 0,3% mensual en septiembre, manteniendo la presión sobre el banco central.
En conclusión, los mercados globales se encuentran en un punto de inflexión, con señales mixtas que reflejan tanto riesgos como oportunidades. En Estados Unidos, la combinación de un cierre gubernamental prolongado, tensiones comerciales con China y expectativas de recortes de tasas de la Fed configuran un escenario de alta volatilidad, aunque los sólidos resultados corporativos y la narrativa de la inteligencia artificial ofrecen soporte al rally bursátil. En Europa, la resiliencia corporativa contrasta con la fragilidad fiscal y política, mientras en Asia la transición monetaria en Japón y las presiones deflacionarias en China delinean un panorama incierto. Los escenarios futuros se bifurcan: uno optimista, en el que la cooperación comercial y la moderación inflacionaria permiten un ciclo de crecimiento sostenido con apoyo de la inteligencia artificial y la transición energética; y otro adverso, en el que la escalada arancelaria, la fragilidad política y la persistencia de presiones inflacionarias o deflacionarias generan episodios de corrección abrupta. En este contexto, los inversionistas deberán navegar con cautela, priorizando la diversificación y la gestión activa del riesgo, mientras los bancos centrales calibran sus políticas en un entorno de elevada incertidumbre.
Felipe Mendoza, Analista de mercados ATFX LATAM





