Nuevos hallazgos mineros y millonarias inversiones proyectan al país como un jugador estratégico en la transición energética.
Argentina se ha convertido en el epicentro de la atención internacional gracias a una combinación de factores: el hallazgo de reservas minerales estratégicas, la entrada en vigor de proyectos de gran escala y un renovado interés en un recurso que muchos ya denominan “energía amarilla”: el uranio.
Mega inversiones en minería: cobre, oro y plata
La minera suiza Glencore consolidó su posición en Argentina tras solicitar la adhesión de sus proyectos Agua Rica (Catamarca) y El Pachón (San Juan) al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). La compañía, que ya es propietaria total de ambas iniciativas, prevé invertir 4 000 millones de dólares en Agua Rica y 9 500 millones en El Pachón (fase 1) a lo largo de la próxima década.
El despliegue generará más de 10 000 empleos directos en etapa de construcción y alrededor de 2 500 en la fase operativa, lo que marca un impacto económico directo en las provincias del noroeste argentino.
A ello se suma la minera Vicuña, resultado de la fusión entre la australiana BHP y la canadiense Lundin Mining, que anunció inversiones superiores a 15 000 millones de dólares, con posibilidad de llegar a los 17 000 millones, para explotar yacimientos de cobre, oro y plata en San Juan.
El renacer del uranio: energía amarilla en la mira
Más allá del cobre y el oro, el uranio es hoy el recurso que centra la atención de las potencias globales. Su valor estratégico radica en que es esencial para la producción de energía nuclear, considerada clave en la transición energética por su capacidad de generar electricidad a gran escala sin emisiones de carbono.
La canadiense Blue Sky Uranium Corp. confirmó un hallazgo significativo en su proyecto Corcovo, ubicado en el Distrito Minero Occidental de Malargüe, Mendoza, zona identificada históricamente por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) como de alto potencial uranífero. Con más de 80 000 hectáreas bajo exploración activa en Mendoza y Neuquén, la compañía refuerza su apuesta de largo plazo por el uranio argentino.
A este anuncio se sumó la minera Apeleg S.A., que reportó la presencia de uranio y cobre en la misma región, consolidando al país como un futuro polo nuclear en Sudamérica.
Una apuesta alineada al gobierno de Milei
La administración de Javier Milei ha expresado interés en reactivar minas de uranio como parte de una estrategia de autonomía energética y atracción de capitales internacionales. La exploración actual se apoya en datos sísmicos e históricos de más de 200 perforaciones, con la expectativa de acelerar el desarrollo del recurso.
En términos técnicos, el uranio no es “amarillo” en estado natural, pero tras su procesamiento se convierte en el conocido “yellowcake”, un concentrado en polvo que simboliza su valor estratégico para la industria nuclear.
Argentina como eje en la transición energética
La conjunción de nuevas inversiones millonarias en cobre, oro y plata, sumada al redescubrimiento del uranio como “energía amarilla”, coloca a Argentina en una posición privilegiada en el mapa global. En un contexto donde la seguridad energética y la diversificación de fuentes son prioridad para las principales economías, el país se perfila como un actor decisivo en la competencia por los recursos críticos del futuro.






