El oro retrocede tras IPC en EE. UU. en línea con expectativas; la Fed se mantiene cautelosa

El cierre a la baja del petróleo este martes refleja una serie de factores interrelacionados.

El oro cerró la sesión de este martes (15) en descenso, reflejando la publicación de los datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Estados Unidos, que registró un aumento del 2,7 % en términos interanuales y un alza del 0,3 % en junio en comparación con mayo, en línea con las expectativas del mercado. Estas cifras refuerzan la percepción de que la inflación se mantiene resiliente, aunque sin sorpresas significativas, lo que lleva a la Reserva Federal a mantener una postura cautelosa respecto al inicio de un ciclo de recortes en la tasa de interés de referencia.

Al no ofrecer rendimiento, el oro tiende a verse presionado en entornos de tasas de interés elevadas, ya que los activos de renta fija resultan relativamente más atractivos para los inversores. Además, persisten las preocupaciones de que los aranceles implementados por el presidente estadounidense, Donald Trump, puedan generar presiones inflacionarias adicionales, lo que limita aún más el margen para una política monetaria más laxa y crea un escenario desafiante para activos sin rendimiento, como el oro.

Aunque el sesgo alcista continúa presente en el horizonte de largo plazo —sustentado, entre otros factores, por tensiones geopolíticas y la búsqueda de protección frente a riesgos sistémicos—, en el mediano plazo el metal precioso sigue sin una tendencia definida. El oro se mantiene cotizando dentro de un rango estrecho, encontrando resistencia en la zona de los 3.430 y soporte en torno a los 3.245, reflejando las incertidumbres sobre la evolución de la política monetaria estadounidense y la dinámica de los mercados globales.

El cierre a la baja del petróleo este martes refleja una serie de factores interrelacionados, impulsado, por un lado, por el alivio ante riesgos geopolíticos inmediatos —especialmente tras el anuncio del presidente Donald Trump, quien estableció un plazo de 50 días para que Rusia ponga fin a la guerra en Ucrania, bajo amenaza de nuevas sanciones— y, por otro lado, por las incertidumbres derivadas de la posible imposición de nuevas tarifas comerciales a nivel global. A esto se suman señales de que la oferta mundial sigue siendo sólida, mientras que la demanda muestra un ritmo de crecimiento moderado.

Aunque la OPEP+ mantiene un discurso enfocado en el equilibrio del mercado, el entorno continúa expuesto tanto a factores técnicos como a revisiones en los fundamentos macroeconómicos globales. En este contexto, el petróleo permanece en una fase de consolidación, sometido a presiones bajistas en el muy corto plazo, aunque aún respaldado, en el mediano plazo, por fundamentos relacionados con la política de producción y la dinámica de la oferta.

Según un informe reciente de la Agencia Internacional de Energía (AIE), aunque la demanda global sigue creciendo, dicho avance es moderado, con una proyección de incremento de alrededor de 700 mil barriles diarios en 2025, el ritmo más bajo desde 2009, excluyendo el periodo atípico de 2020. Por el contrario, la oferta mundial aumentó de manera significativa en junio, con una expansión de 950 mil barriles diarios, impulsada principalmente por la reversión de recortes aplicados por la OPEP+ y por incrementos puntuales de producción en países como Emiratos Árabes Unidos y Rusia. Este desajuste entre una oferta robusta y una demanda solo moderada contribuye a intensificar la volatilidad de los precios del petróleo en el mercado internacional.