El oro acumula siete semanas consecutivas de ganancias ante la expectativa de recortes de la Reserva Federal y la depreciación del dólar, mientras que el petróleo se mantiene volátil por la incertidumbre sobre la oferta global y las decisiones de la OPEP+.
El mercado del oro cerró la sesión de este viernes en alza, consolidando siete semanas consecutivas de apreciación. El movimiento estuvo respaldado por un contexto de elevada incertidumbre fiscal en Estados Unidos y por el incremento de las apuestas en favor de recortes adicionales en la tasa de interés de la Reserva Federal. La depreciación relativa del dólar frente a las principales divisas contribuyó a fortalecer la demanda externa, aumentando el atractivo del metal como reserva de valor.
Al mismo tiempo, el estrés político y fiscal en Estados Unidos intensificó la búsqueda de activos defensivos, impulsando flujos consistentes hacia el oro. Desde el punto de vista técnico, el activo mantiene una tendencia claramente ascendente, con soporte consolidado en niveles cercanos a las cotizaciones actuales y espacio para nuevas alzas en caso de confirmarse las expectativas de flexibilización monetaria por parte del banco central estadounidense.
El mercado petrolero cerró la sesión de hoy con precios en terreno moderado, reflejando un entorno de elevada incertidumbre respecto al ritmo de reequilibrio entre la oferta y la demanda. La dinámica actual obedece al fortalecimiento de las expectativas de que la OPEP+ avanzará con una ampliación de la producción, lo que intensifica la presión vendedora sobre las cotizaciones. Fuentes del mercado señalan que los recortes previamente acordados están siendo reevaluados y que incrementos de hasta 411 mil barriles por día podrían implementarse a partir de noviembre. Paralelamente, la reanudación de las exportaciones desde el Kurdistán, junto con señales de reactivación de flujos de producción no convencionales, amplía la competitividad del lado de la oferta.
Desde el punto de vista técnico, la ruptura consistente del soporte en 65 dólares por barril consolidó la tendencia bajista, en un movimiento sustentado por la perspectiva de una oferta en expansión, un escenario que neutralizó el impulso de las alzas recientes y mantiene al mercado en una condición de volatilidad latente y vulnerable a cambios abruptos en las expectativas de los agentes.






