El Golfo en la mira: petróleo, inflación y estabilidad mundial penden de un hilo

El escenario global está atravesado por una confluencia excepcional de tensiones.

La sesión financiera global transcurre bajo una marcada tensión geopolítica que tiene al conflicto entre Israel e Irán como epicentro, intersectando con decisiones clave de política monetaria, posicionamiento sistemático en los mercados y revisiones energéticas de largo plazo. En este contexto volátil, los inversionistas sopesan los riesgos de escalamiento militar en Medio Oriente frente a expectativas de recortes de tasas en EE. UU., reconfiguraciones comerciales globales, y decisiones estratégicas de bancos centrales en Asia. La narrativa económica se entrelaza con decisiones diplomáticas al más alto nivel, en una semana crucial para la estabilidad financiera internacional.

Desde Estados Unidos, la atención se centra en las expectativas de política monetaria. Nick Timiraos, del Wall Street Journal, sugirió que la Reserva Federal estaría en posición de recortar tasas esta semana, sustentada por mejoras recientes en los datos de inflación, aunque el riesgo de nuevos aranceles podría actuar como freno inflacionario latente. En ese marco, el secretario de Transporte, Duffy, solicitó el retorno de la aviación civil al Acuerdo Comercial de Aranceles Cero de 1979, mientras que el índice de miedo y codicia se mantiene en zona de codicia con una lectura de 62/100, reflejando un apetito contenido por riesgo en medio de incertidumbres crecientes.

Desde la óptica de los mercados, Goldman Sachs reafirma su proyección alcista para el S&P 500 con un objetivo de 6.100 para finales de año y 6.500 a doce meses, impulsado por un crecimiento económico robusto, fortalecimiento de las ganancias corporativas y disminución de los riesgos comerciales y recesivos. No obstante, Bank of America advierte que, a pesar de que el índice luce caro, existen fundamentos sólidos para justificar sus niveles actuales. Desde el posicionamiento, Goldman señala que los inversores minoristas han pausado sus compras de acciones individuales en las últimas semanas, mientras que los seguidores de tendencia a corto y medio plazo mantienen posiciones bajistas sobre futuros del S&P 500 y el Nasdaq-100, según BofA. En paralelo, JPMorgan cambió su postura táctica de alcista a cautelosa ante la escalada de tensiones geopolíticas, aunque considera que cualquier retroceso sería superficial y sujeto a compras en caída.

El informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE) sobre petróleo proyecta que la demanda global se estabilizará en torno a 105,5 millones de barriles por día hacia el final de esta década, con un pico en el consumo de derivados fósiles previsto para 2027. Estados Unidos verá su demanda incrementarse en 1,1 millones de bpd para 2030 respecto a pronósticos previos, debido a precios bajos de la gasolina y una ralentización en la adopción de vehículos eléctricos. La capacidad de producción global superará los 114,7 millones de bpd para 2030, evidenciando una holgura estructural en la oferta futura. No obstante, Morgan Stanley plantea tres escenarios de precios para el Brent en función del desarrollo del conflicto en Oriente Medio: un mantenimiento del suministro llevaría el Brent a $60/barril; una caída en exportaciones iraníes lo ubicaría entre $75 y $80; y una disrupción en el Golfo Pérsico podría hacer que los precios superen los máximos de 2022.

El panorama geopolítico se intensifica con múltiples declaraciones y acciones militares. El ministro de Defensa israelí, Katz, anunció nuevos ataques sobre objetivos clave en Teherán, mientras que el ejército israelí confirmó operaciones activas contra infraestructuras de misiles y plantas nucleares iraníes, incluyendo el sitio de Natanz. Irán, por su parte, asegura estar listo para lanzar el ataque más grande con misiles en la historia contra Israel, según medios oficiales, y ha advertido que las represalias continuarán tanto como sea necesario. El líder supremo Jamenei fue directamente amenazado por el primer ministro Netanyahu, quien no descarta su asesinato como forma de poner fin al conflicto. La Guardia Revolucionaria de Irán instó a los residentes de Tel Aviv a evacuar, mientras que Israel llamó a evacuar Teherán, en una escalada sin precedentes.

Donald Trump, en medio de la cumbre del G7 en Canadá, abandonó anticipadamente el encuentro por “asuntos más importantes”, aludiendo al conflicto en Medio Oriente. Afirmó que Irán no está ganando esta guerra y que deberían negociar antes de que sea demasiado tarde. A pesar de las insinuaciones de acercamiento, negó haber contactado a Irán para conversaciones de paz. Irán, por su parte, comunicó a Qatar, Arabia Saudita y Omán su disposición a flexibilizar las negociaciones nucleares con EE. UU. a cambio de que estos intercedan ante Trump por un alto al fuego. La Casa Blanca mantiene reuniones confidenciales con diplomáticos iraníes, aunque sin claridad sobre avances tangibles. La declaración final del G7, que condena a Irán y afirma que nunca podrá tener un arma nuclear, no fue firmada por Trump, quien reiteró su enfoque bilateral. Rusia, mientras tanto, se declaró dispuesta a dialogar sobre el conflicto y sus implicaciones nucleares.

Desde el sector corporativo, Bank of America reportó una caída en morosidad y cancelaciones de tarjetas de crédito en mayo, una señal de estabilización del consumo. En contraste, datos históricos recuerdan que la segunda quincena de junio ha sido una de las más débiles en términos de rentabilidad para los mercados, lo cual se suma a las advertencias de las mesas de JPMorgan y BofA sobre el posicionamiento defensivo de los principales agentes sistemáticos. Por su parte, Bitcoin superó los $108.000, consolidando su recuperación en un entorno altamente incierto y refugio.

En el frente comercial internacional, persisten las tensiones. La Comisión Europea rechazó como especulativos los reportes que señalaban una aceptación de aranceles del 10% por parte de EE. UU. y reafirmó su rechazo a medidas “injustificadas e ilegales”. El jefe de Comercio de la UE, Sefcovic, se reunió con su contraparte estadounidense para tratar aranceles y comercio en el G7, mientras el comisario de Energía europeo propuso prohibir el gas ruso sin ofrecer compensaciones a los países que deban eliminarlo. En el Reino Unido, el primer ministro Starmer declaró estar en fases finales de un acuerdo comercial con EE. UU. y expresó su esperanza de desescalada en Medio Oriente. Zelenskiy, por su parte, afirmó que tratará temas como los activos rusos congelados y los topes al precio del petróleo durante el G7.

En Asia, la política monetaria se mantiene en el centro del debate. El Banco de Japón mantuvo su tasa de referencia en 0,5% y confirmó que continuará reduciendo gradualmente la compra de bonos gubernamentales, con una hoja de ruta que contempla recortes progresivos trimestrales hasta marzo de 2027. El gobernador Ueda anunció una evaluación intermedia en junio de 2026 y dejó claro que responderán con agilidad a posibles aumentos de tasas largas. Se estima que durante el trimestre que finaliza en junio de 2025 la compra mensual de bonos será de 4,1 billones de yenes. Esta postura busca estabilizar el mercado de JGB mientras mantiene condiciones monetarias flexibles para apoyar la recuperación económica, que sigue siendo moderada. Japón también afronta fricciones comerciales con EE. UU., sin alcanzar un acuerdo en la cumbre del G7, según declaraciones del primer ministro Ishiba, aunque ambas partes están dispuestas a continuar las negociaciones. En China, los fabricantes de automóviles planean alcanzar una independencia total de chips importados para 2026, en un nuevo paso hacia la soberanía tecnológica.

El escenario global está atravesado por una confluencia excepcional de tensiones: un conflicto geopolítico en escalada entre Israel e Irán, decisiones monetarias cruciales en EE. UU. y Japón, y un reacomodamiento de las alianzas comerciales globales bajo el liderazgo norteamericano. El mercado, si bien mantiene cierta resiliencia por fundamentos sólidos y expectativas de recortes de tasas, podría enfrentar correcciones si el conflicto en Medio Oriente supera los umbrales actuales. Las proyecciones de Goldman Sachs sobre el S&P 500 siguen siendo válidas, aunque bajo el riesgo creciente de volatilidad. Los precios del crudo podrían experimentar shocks si se interrumpe el flujo del Golfo, lo que tendría consecuencias inmediatas sobre inflación global y decisiones monetarias. En ese entorno, el reposicionamiento táctico será clave: activos defensivos, cobertura con energía y estrategias dinámicas de asignación cobrarán protagonismo. El riesgo no está en el crecimiento, sino en la estabilidad. La prudencia, la flexibilidad y el monitoreo constante de eventos geopolíticos serán indispensables para navegar este segundo semestre.