Fue concebido como un ícono arquitectónico y comercial en Colombia, pero siete años después de su apertura, sus pasillos lucen vacíos y sus locales, cerrados.
En el sur de Bogotá se levanta una mole de concreto y vidrio que alguna vez prometió revolucionar el comercio en Sudamérica. Con una inversión millonaria y un diseño futurista, el centro comercial Arena Bogotá incluía todo: 450 tiendas, salas de cine, parque de diversiones, coliseo para 20 mil personas, un helipuerto y hasta una vía navegable sobre el río Bogotá. Pero hoy, más que una joya del urbanismo moderno, es un símbolo del abandono y la controversia.
Pese a haber abierto hace siete años, el centro comercial permanece desolado. Solo el recinto de eventos —donde se han realizado conciertos de gran escala— sigue operativo. El resto del complejo está cerrado, inactivo y sin fecha clara de reapertura. En un reciente recorrido grabado por el creador de contenido Kevin Bolaños, se evidencian amplios pasillos vacíos, escaleras aún funcionales, y locales terminados pero jamás habilitados. En algunos casos, los espacios ni siquiera han sido tarrajeados.
El parqueo, aunque amplio, presenta signos de deterioro: carros abandonados y basura acumulada. Los baños están construidos, con lavaderos y espejos instalados, pero sin agua corriente. Todo da la sensación de un proyecto detenido a medio camino, atrapado entre lo que fue una visión ambiciosa y una realidad estancada.
Las razones detrás del colapso del Arena Bogotá son múltiples. La primera es su ubicación: está alejado de zonas densamente pobladas, lo que dificulta el flujo natural de visitantes. Pero el golpe más duro lo han dado los conflictos legales. Inversionistas han acusado a los desarrolladores de estafa y falsificación de documentos, en una disputa que ha paralizado por completo la operatividad del centro.
Irónicamente, mientras Arena Bogotá lucha por mantenerse en pie, otros gigantes del retail prosperan en América Latina. El Shopping Leste Aricanduva en São Paulo, Brasil, con más de 500 tiendas, y el Albrook Mall en Panamá, con más de 300 mil metros cuadrados, siguen marcando el ritmo del comercio en la región.
En contraste, la Arena Bogotá se ha convertido en un recordatorio de que ni siquiera las inversiones millonarias ni los proyectos más ambiciosos están a salvo de una mala gestión, decisiones urbanísticas cuestionables y conflictos legales que pueden sepultar hasta el sueño más grande.