La entidad monetaria japonesa desarmará su gigantesco portafolio de ETFs tras décadas de estímulos. El plan podría tomar más de un siglo en completarse y ya pone en alerta a las bolsas regionales.
El fin de una era en la política monetaria japonesa
El Banco de Japón (BOJ) sorprendió a los mercados al anunciar que comenzará a vender sus participaciones en fondos cotizados (ETFs), activos acumulados durante años de políticas ultraexpansivas diseñadas para combatir la deflación. A partir de este septiembre, la institución prevé deshacerse de unos 3.560 millones de euros anuales en valor de mercado, lo que representa un hito en la historia de la política monetaria japonesa.
Se trata de la primera vez que el BOJ presenta un plan concreto para reducir su arsenal de activos, que actualmente equivale al 7% del mercado bursátil del país. La magnitud es tal que, de mantenerse el ritmo anunciado, tomaría más de 100 años completar la liquidación de estas inversiones.
Impacto inmediato en los mercados
La noticia generó nerviosismo inicial en la renta variable japonesa: el índice Nikkei llegó a caer 1,8% en la última sesión de la semana tras conocerse la decisión. Sin embargo, este lunes los inversores recuperaron confianza y el Nikkei rebotó con alzas superiores al 1,3%, reflejando que el BOJ busca evitar un daño estructural al mercado.
Los analistas de Julius Baer subrayan que la corrección de corto plazo puede ser una oportunidad para posicionarse en compañías con fundamentos sólidos. Mantienen, además, un precio objetivo de 46.000 puntos para el Nikkei 225 a 12 meses.
El peso del BOJ en la bolsa japonesa
Según cálculos de Morgan Stanley MUFG, el Banco de Japón posee unos 537.000 millones de dólares en ETFs, con aproximadamente 250.000 millones de euros en ganancias no realizadas. Esta posición lo convierte en un actor decisivo dentro del mercado, lo que explica la cautela de los inversores.
La institución acumula estas tenencias tras décadas de políticas no convencionales que incluyeron la compra masiva de ETFs como mecanismo de estímulo. Ahora, su decisión de revertir gradualmente esas posiciones se percibe como un cambio de paradigma en la estrategia económica del país.
Reacciones globales y riesgo de contagio
La influencia de Japón en los mercados regionales es determinante. El país representa más del 30% del índice MSCI AC Asia Pacific, lo que explica que bolsas de la región, desde Hong Kong hasta Singapur, sigan de cerca cada movimiento del BOJ.
Expertos de Bank of America remarcan que el banco central pretende “minimizar el impacto” y que el ritmo de ventas podría ajustarse en función de las condiciones de mercado. De hecho, el propio gobernador Kazuo Ueda aclaró que las desinversiones no están ligadas al nivel actual de la bolsa, que en 2025 alcanzó máximos históricos.
Un largo proceso por delante
Si bien el anuncio marca el inicio de una etapa inédita, todo apunta a que el proceso será extremadamente gradual. El BOJ busca equilibrar su necesidad de normalizar políticas con el riesgo de desestabilizar un mercado del que depende buena parte de la confianza económica nacional.
El desenlace final puede tardar décadas, pero el mensaje ya es claro: Japón comienza a retirarse de la era del estímulo ilimitado y las bolsas asiáticas tendrán que acostumbrarse a un nuevo escenario monetario.






