El auge económico de la cirugía plástica responsable: un sector en expansión que impulsa el bienestar y la inversión

El crecimiento sostenido del mercado estético consolida a la cirugía plástica como un motor económico dentro del sector salud y bienestar.

La cirugía plástica ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años, consolidándose como una alternativa segura y eficaz para mejorar la apariencia física y, en muchos casos, recuperar la confianza personal. Este auge no solo refleja un cambio cultural hacia el autocuidado, sino también un fuerte impacto económico: el incremento en la demanda de procedimientos estéticos ha dinamizado la actividad médica privada, el empleo especializado y la inversión en infraestructura sanitaria.

Según la International Society of Aesthetic Plastic Surgery (ISAPS), en 2023 se realizaron más de 240 mil procedimientos quirúrgicos estéticos en el país, una cifra que evidencia la expansión sostenida del sector y su creciente contribución al movimiento económico nacional.

El Dr. Juan José Rospigliosi, cirujano plástico con más de una década de experiencia, subraya que este auge debe ir acompañado de una cultura de responsabilidad médica.

“Toda cirugía implica una decisión trascendental. Por eso es fundamental realizar una evaluación integral del paciente y establecer expectativas realistas. La cirugía plástica responsable busca mejorar la apariencia y lograr que el paciente se sienta satisfecho consigo mismo, no responder a modas ni a presiones sociales”, enfatizó el especialista.

Más allá de los beneficios personales, el crecimiento de este mercado impulsa un ecosistema de servicios asociados: clínicas privadas, proveedores de insumos médicos, anestesiólogos, técnicos especializados, laboratorios y servicios postoperatorios, generando miles de empleos directos e indirectos en el país.

El Dr. Rospigliosi destaca que la cirugía plástica es, ante todo, una especialidad médica que combina conocimiento, experiencia y vocación.

“Una intervención estética no es un procedimiento menor. Requiere evaluación preoperatoria, estudios de salud completos, manejo anestésico seguro y seguimiento postoperatorio adecuado. Cuando se omiten estos pasos, aumentan los riesgos y se compromete la seguridad del paciente”, precisó.

En el Perú, la mayoría de las intervenciones estéticas son solicitadas por mujeres, lo que demuestra un creciente interés por la inversión en bienestar personal. Este comportamiento de consumo también ha impulsado el desarrollo de nuevos servicios de belleza y salud integral, que van desde tratamientos no invasivos hasta paquetes de turismo médico, un segmento en expansión que atrae pacientes extranjeros por la calidad profesional y precios competitivos del país.

Entre las cirugías más solicitadas se encuentran la liposucción, la rinoplastía y el aumento mamario, procedimientos que, según el experto, deben realizarse exclusivamente en instalaciones médicas certificadas y bajo supervisión anestésica especializada.

En un contexto donde proliferan ofertas engañosas en redes sociales y establecimientos no acreditados, el Dr. Rospigliosi enfatiza la importancia de la educación del paciente:

“La información es fundamental. Los pacientes deben verificar que su cirujano esté colegiado, cuente con la especialidad reconocida por el Colegio Médico del Perú y opere en una clínica autorizada por el Ministerio de Salud. Una decisión informada puede marcar la diferencia entre un resultado exitoso y una complicación severa”, advierte.

Finalmente, el especialista sostiene que el futuro de la cirugía plástica en el país depende de fortalecer la ética médica, la fiscalización institucional y la educación continua de los pacientes.

“Solo así podremos garantizar que la cirugía plástica siga siendo un espacio donde la salud y la belleza realmente vayan de la mano”, concluyó.