El 80% del empleo peruano está en las Mipymes: potenciarlas puede transformar la economía del país

Las Mipymes siguen enfrentando barreras para conectarse con mercados formales; cerrar esta brecha es esencial para impulsar el crecimiento sostenible en regiones urbanas y rurales.

La Micro, Pequeña y Mediana empresa (Mipyme) representa la columna vertebral del empleo en el Perú: genera el 80% de los puestos de trabajo y son esenciales para la actividad económica tanto en ciudades como en zonas rurales, andinas y amazónicas. Aun así, su participación en cadenas de valor estructuradas sigue siendo limitada, pues persisten brechas profundas en productividad, digitalización, sostenibilidad y acceso al financiamiento, que aún limitan su ingreso a mercados más competitivos.

Mientras sectores como el turismo, el agro y el comercio avanzan con modelos modernos y articulados, miles de emprendedores -muchos de ellos productores rurales, artesanos u operadores turísticos- mantienen una actividad desconectada del ecosistema que realmente genera oportunidades económicas. Esta falta de integración es hoy una de las principales barreras para que puedan prosperar y competir en igualdad de condiciones.

Hacia una mayor integración de las Mipymes en cadenas productivas

Ante este escenario, Walter Rojas, gerente de Negocios de Caja Cusco, sostiene que la entidad ha puesto en marcha un modelo enfocado en incorporar a las Mipymes a cadenas productivas estratégicas, especialmente en regiones andinas y amazónicas. La entidad parte del principio de que la competitividad de un negocio no depende únicamente del acceso al crédito, sino de su capacidad para articularse con actores ancla.

En Cusco, por ejemplo, este enfoque ha demostrado resultados concretos dentro de la cadena turística, una de las más relevantes del país. La integración de artesanos, transportistas, pequeños operadores y proveedores locales con el flujo económico del visitante ha sido posible gracias a procesos de formalización progresiva, financiamiento especializado y vínculos comerciales que les permiten participar en procesos formales.

De esta experiencia se desprenden aprendizajes que pueden replicarse en otros sectores del país:

  1. La articulación vale más que el crédito: El mayor salto para una Mipyme ocurre cuando logra integrarse a la cadena formal. En turismo sucede al trabajar con agencias u hoteles; en agro, al conectarse con un exportador; y en comercio, cuando accede a mayoristas que demandan formalidad y estándares claros.
  2. La calidad y la formalización son determinantes: Ningún pequeño negocio puede escalar sin cumplir estándares básicos de servicio o producción. Desarrollar capacidades técnicas, mejorar la gestión y avanzar en formalización progresiva son pasos esenciales para competir en mercados cada vez más exigentes.
  3. La inclusión financiera debe adaptarse: Sectores como turismo o agro son profundamente estacionales, por lo que las evaluaciones, cuotas y condiciones deben ajustarse a sus tiempos reales. “La inclusión no se logra entregando productos estandarizados, sino diseñando soluciones alineadas a los ritmos económicos de cada actividad”, menciona Walter Rojas.

Incluir a las comunidades andinas requiere presencia y adaptación cultural

La inclusión financiera en regiones quechua hablantes exige un enfoque diferente. En estas zonas, la confianza, el idioma y la relación persona a persona tienen un peso decisivo. La presencia territorial a través de agencias rurales y analistas itinerantes, la comunicación en quechua mediante colaboradores locales y la articulación con presidentes comunales y referentes comunitarios han permitido que más emprendedores rurales accedan a servicios financieros por primera vez.

Este acompañamiento se complementa con productos adaptados a la realidad agrícola y ganadera, evaluaciones que se ajustan a los ciclos productivos, montos progresivos que crecen según el historial del cliente y servicios complementarios como microseguros y ahorro programado: “La inclusión financiera en el Perú requiere modelos que reconozcan la diversidad territorial, cultural y productiva del país. Las Mipymes representan la mayor fuerza laboral del Perú, pero necesitan soluciones que respondan a su realidad y que les permitan integrarse a cadenas de valor sostenibles”, agregó Walter Rojas.