En los mercados financieros, la mesa de trading de JPMorgan reafirmó su proyección de ver al S&P 500 alcanzar los 6.000 puntos, aunque reconoció que ello dependerá del posicionamiento técnico de corto plazo.
La semana inició con una notable reconfiguración en el equilibrio económico global, marcada por avances significativos en las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China, un entorno geopolítico más estable y una creciente expectativa de recuperación en los mercados financieros. Los operadores reaccionaron con optimismo ante la consolidación de múltiples señales provenientes de Washington, Pekín y Ginebra, que sugieren una desescalada en las tensiones bilaterales, al tiempo que las principales economías del mundo reafirman su compromiso con la cooperación y la estabilidad global.
En Estados Unidos, la administración del presidente Donald Trump anunció un acuerdo comercial con China, que fue el resultado de dos días de conversaciones de alto nivel celebradas en Ginebra. Según el secretario del Tesoro, Scott Bessent, se logró una productividad sustancial y ambas partes alcanzaron un “consenso importante” que incluye la creación de un mecanismo de consulta bilateral. El embajador comercial Jamieson Greer aseguró que las diferencias “no eran tan grandes como se pensaba”, y destacó que el acuerdo podría contribuir a resolver la actual “emergencia nacional”.
Como parte de este acercamiento, Estados Unidos reducirá aranceles a productos chinos del 145% al 30% durante un período de 90 días, mientras que China reducirá los suyos del 125% al 10%. Esta relajación de medidas fue bien recibida por los mercados, evidenciada en un incremento del 7% en la apertura del índice FTSE China A50 y una caída en los rendimientos de los activos refugio. No obstante, el secretario Bessent fue enfático en señalar que la estrategia a largo plazo de EE. UU. sigue siendo la separación de China por razones estratégicas, con el objetivo de proteger industrias críticas como el acero, los semiconductores y los medicamentos. Paralelamente, Bessent destacó que China ha comenzado a tomar en serio la necesidad de frenar el flujo de fentanilo hacia Estados Unidos, abriendo una puerta adicional para la cooperación bilateral en temas de seguridad.
El mismo presidente Trump confirmó que firmará una orden ejecutiva que reducirá los precios de medicamentos entre un 30% y 80%, estableciendo como referencia el precio más bajo pagado por cualquier nación del mundo. Además, afirmó que los precios de la energía, alimentos y demás bienes esenciales también experimentarán reducciones sustanciales. Este paquete de medidas ha sido interpretado como un intento por reforzar la posición del consumidor estadounidense de cara a una economía en transformación. La proyección del PIB real para el segundo trimestre de 2025, según la Fed de Nueva York, se ubica en 2.42%, mientras que la Fed de St. Louis la estima en 1.51%, lo que sugiere una moderada pero sostenida expansión económica.
En los mercados financieros, la mesa de trading de JPMorgan reafirmó su proyección de ver al S&P 500 alcanzar los 6.000 puntos, aunque reconoció que ello dependerá del posicionamiento técnico de corto plazo. En este contexto, la entidad declaró estar dispuesta a comprar en momentos de debilidad, lo cual refuerza la visión alcista predominante en Wall Street. Apple, por su parte, analiza un posible aumento en los precios del iPhone, aunque sin atribuirlo a los aranceles, lo que refleja confianza en la demanda resiliente del consumidor estadounidense. Por otro lado, Mitsubishi Motors sopesa incrementar sus precios en EE. UU. como respuesta directa a las medidas arancelarias de la administración Trump.
El sector energético también presentó signos de ajuste, con una reducción en el número de plataformas petrolíferas activas en EE. UU., que pasaron de 479 a 474, según el último recuento de Baker Hughes. En cuanto a los yacimientos activos, la cifra cayó de 584 a 578, reflejando cierta desaceleración en el ritmo de perforación, posiblemente asociada al contexto de revisión tarifaria y a la volatilidad en los precios internacionales.
A nivel político, Trump anunció que Hamás liberará a Edan Alexander, un gesto que representa un avance en la política exterior de su gobierno. Asimismo, el presidente estadounidense impulsó una desescalada entre India y Pakistán, la cual culminó en un alto el fuego mediado directamente por su administración.
En paralelo, el presidente ruso Vladímir Putin propuso la reanudación inmediata de negociaciones directas con Kiev en Estambul, sin condiciones previas, mientras que Ucrania y los líderes europeos acordaron un cese al fuego incondicional por 30 días a partir del 12 de mayo, con la intención de iniciar un proceso de paz durante ese período. En caso de incumplimiento por parte de Rusia, se aplicarían sanciones masivas y se intensificaría la ayuda militar a Ucrania.
La respuesta europea ha sido diplomáticamente activa. Las autoridades suizas, encabezadas por el ministro de Economía Parmelin y la presidenta Keller-Sutter, expresaron optimismo sobre la posibilidad de una suspensión mutua de los aranceles entre China y Estados Unidos durante las negociaciones, aunque recalcaron que la pausa no se levantará mientras estas duren. Suiza también mantiene discusiones constantes sobre la fortaleza del franco suizo, subrayando que el mandato del Banco Nacional Suizo sigue centrado en la estabilidad de precios.
En el plano corporativo europeo, el entorno se mantiene atento al efecto dominó de las decisiones arancelarias sobre los precios y márgenes operativos. En el plano institucional, JPMorgan ha elevado su perspectiva sobre las divisas emergentes, pasando de una infraponderación a una sobreponderación, especialmente en las monedas asiáticas, lo que refleja una creciente confianza en la estabilidad macroeconómica de esa región frente al nuevo entorno comercial.
Desde Asia, la evolución de los rendimientos de los bonos a 30 años de Japón alcanzó su nivel más alto en casi 25 años, impulsado por el optimismo en torno a la resolución de las disputas comerciales entre EE. UU. y China, lo que llevó a una rotación de los flujos de inversión desde activos refugio hacia activos de mayor riesgo. Mientras tanto, el Ministerio de Comercio de China reiteró que su decisión de avanzar en las conversaciones con EE. UU. se basó en una evaluación completa de los intereses nacionales. Ambas naciones acordaron emitir una declaración conjunta el 12 de mayo, con el viceministro Li Chenggang anticipando que esta será una “gran noticia para el mundo”, restando importancia al momento de su publicación.
En la misma línea, Rusia y China sostuvieron un profundo intercambio sobre cooperación bilateral y estrategias de respuesta a los aranceles estadounidenses, lo que denota un enfoque de alineación estratégica frente a las políticas comerciales de Washington. Esta sinergia se perfila como un eje crucial en la configuración del nuevo orden económico multipolar.
Los mercados globales entran en una nueva fase de reconfiguración estructural marcada por el deshielo en las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, decisiones ejecutivas agresivas orientadas al consumo interno y un equilibrio diplomático más estable a nivel geopolítico. El entorno es favorable para activos de riesgo en el corto y mediano plazo, en la medida en que los estímulos fiscales y el relajamiento arancelario convergen con proyecciones moderadas de crecimiento económico. La previsión para los principales índices estadounidenses se mantiene positiva, con el S&P 500 camino a los 6.000 puntos según JPMorgan, aunque no exento de volatilidad técnica.
En adelante, será fundamental monitorear la implementación efectiva de los acuerdos alcanzados y la reacción de los bancos centrales frente a una posible reactivación inflacionaria por el lado de la demanda. La estrategia óptima en este contexto será rotar hacia activos con fuerte exposición al consumo, tecnología y manufactura asiática, al tiempo que se mantenga cobertura en activos defensivos ante eventuales shocks políticos o geopolíticos que puedan reconfigurar nuevamente el tablero.