El Departamento de Comercio suspendió el suministro de motores LEAP-1C para el avión C919, el proyecto estrella de la aeronáutica china. Washington redobla su ofensiva tecnológica para frenar la expansión de Pekín en sectores estratégicos.
La Guerra Comercial entre Estados Unidos y China suma un nuevo capítulo, esta vez en el aire. El Departamento de Comercio norteamericano ha suspendido la entrega de motores LEAP-1C al fabricante estatal chino Comac (Commercial Aircraft Corporation of China), impactando directamente en el desarrollo del C919, el avión con el que China busca romper el histórico duopolio de Airbus y Boeing en el segmento de pasillo único.
El propulsor afectado es fabricado por CFM International, una joint venture entre GE Aerospace (EE.UU.) y la francesa Safran. Aunque el C919 se promueve como una aeronave de factura nacional, su construcción depende en gran medida de tecnología extranjera, especialmente en lo que refiere a sus motores, aviónica y sistemas críticos. Esta dependencia lo hace vulnerable frente a restricciones como la anunciada por Washington.
La medida fue revelada por el New York Times y confirmada por la agencia Reuters. Según el Departamento de Comercio estadounidense, forma parte de una revisión más amplia sobre exportaciones de tecnologías consideradas «estratégicas». De momento, se están “suspendiendo licencias de exportación para ciertas tecnologías durante esta revisión”, explicó un portavoz oficial.
La respuesta desde Pekín no se hizo esperar. A través de su embajada en Washington, el gobierno chino acusó a Estados Unidos de abusar de los controles de exportación y calificó la acción como un “bloqueo malicioso” que busca obstaculizar deliberadamente el desarrollo de su industria aeronáutica.
El C919 es un proyecto emblemático para China. Su objetivo es cubrir la creciente demanda mundial de aviones de mediano alcance y ofrecer una alternativa frente a los tradicionales modelos Airbus A320 y Boeing 737. El contexto actual, con retrasos generalizados en la producción de estas dos firmas por problemas de cadena de suministro, parecía abrir una oportunidad para Comac. Sin embargo, la nueva restricción impuesta por EE.UU. amenaza con desacelerar sus planes de expansión.
Este episodio refleja una estrategia más amplia de Washington para contener el ascenso tecnológico de China en sectores clave como la aviación, los semiconductores y la inteligencia artificial, consolidando así un entorno de rivalidad prolongada entre las dos principales potencias del planeta.