Del sueño centenario a la plataforma logística del siglo XXI: el Corredor Interoceánico cumple 6 años

Con rutas ferroviarias activas, puertos modernizados y nuevos polos industriales, el Istmo de Tehuantepec consolida su papel estratégico en el comercio global.

Durante más de un siglo, conectar el Pacífico con el Atlántico a través del Istmo de Tehuantepec fue una aspiración pendiente en México. Hoy, seis años después de la puesta en marcha del Corredor Interoceánico, ese sueño se ha transformado en una realidad logística que está redefiniendo el desarrollo del sureste mexicano y su proyección internacional.

Este megaproyecto no se limita a una línea férrea: es una plataforma multimodal que articula puertos, trenes de carga, carreteras y zonas industriales especializadas. Su propósito es doble: facilitar el comercio global —ofreciendo una alternativa complementaria al Canal de Panamá— y transformar las condiciones de vida de miles de familias en la región.

Avances en infraestructura ferroviaria

Tres líneas conforman el corazón del sistema ferroviario del Corredor. Las rutas Z (Coatzacoalcos-Salina Cruz) y FA (Coatzacoalcos-Palenque) ya están operativas con servicio de carga y pasajeros desde fines de 2023 y 2024, respectivamente. La línea K (Ixtepec-Puerto Chiapas) está en proceso de rehabilitación.

Hasta mayo de 2025, se han movilizado más de 466 mil toneladas de productos y 105 mil pasajeros, con trenes de hasta 260 contenedores impulsados por locomotoras de 4.000 caballos de fuerza.

Puertos modernizados para atraer comercio global

El componente marítimo del Corredor también avanza. En Coatzacoalcos, se dragó el canal a 12 metros y se reforzaron los muelles, convirtiéndolo en el cuarto puerto más activo del país con 27,7 millones de toneladas movilizadas en 2024.

En Salina Cruz, se inauguró un rompeolas de 1.600 metros, clave para el funcionamiento del nuevo puerto, y en marzo de 2025 se logró el primer cruce interoceánico movilizando vehículos por tren. Además, Dos Bocas y Puerto Chiapas concluyeron trabajos de dragado, defensas marítimas y conexión ferroviaria.

Polos de Desarrollo y dinamización regional

El Corredor incluye ahora 12 Polos de Desarrollo, que abarcan sectores como agroindustria, energías limpias, manufactura y farmacéutica. Estos polos están diseñados para atraer inversión nacional y extranjera, crear empleos y activar la economía local con enfoque productivo.

Impacto social: inversión pública e inclusión

Más allá de la infraestructura, el proyecto ha tenido un fuerte componente social. Entre 2019 y 2024 se invirtieron más de 80 mil millones de pesos en programas sociales, se entregaron casi 28 mil acciones de vivienda, se electrificaron más de 1.400 comunidades rurales y se construyó el Puente Jaltepec II, que beneficia a más de 25.000 personas. Además, 90 obras comunitarias fortalecen la licencia social del proyecto, una condición clave para su sostenibilidad a largo plazo.

Seguridad como ventaja competitiva

La seguridad del Corredor está a cargo de la Secretaría de Marina, con 2.400 efectivos desplegados en trenes, puertos y zonas industriales. Este componente refuerza la confianza de inversionistas y la tranquilidad de las comunidades.

A seis años de su creación, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec ya no es una promesa, sino una pieza estratégica del comercio internacional y un motor de transformación regional.