El uso de una de las tecnologías puede reducir hasta un 70% la energía transmitida durante un sismo, destaca Ricardo Madrid Argomedo, docente de la carrera de Ingeniería Civil de la Universidad de Lima.
¿Cómo se preparan las empresas de construcción para un gran sismo? La amenaza no es nueva, pero ahora suena más fuerte: el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) ha advertido nuevamente sobre la inminencia de un sismo de gran magnitud en la costa peruana. De hecho, se estima que Lima podría enfrentar un movimiento telúrico de hasta 8.8 grados que podría afectar a más de 8 millones de personas, señaló el Instituto Geofísico del Perú (IGP).
Pero mientras el riesgo aumenta, también lo hacen las soluciones. El sector de la construcción ha comenzado a incorporar tecnologías antisísmicas que se han convertido en aliadas clave para minimizar los daños estructurales y proteger vidas. Entre las más efectivas se encuentran los disipadores de energía y los aisladores sísmicos, tecnologías que cada vez están más presentes en las edificaciones modernas.
“Las tecnologías antisísmicas han demostrado que salvan vidas y protegen edificaciones. No son un lujo, son una inversión necesaria. Su implementación puede representar hasta un 30% del costo total de una obra, pero su capacidad para reducir daños estructurales puede evitar pérdidas mucho mayores tras un sismo”, afirma Ricardo Madrid Argomedo, docente de la carrera de Ingeniería Civil de la Universidad de Lima.
¿Qué son los disipadores de energía?
Los disipadores de energía funcionan como amortiguadores que se colocan diagonalmente dentro de los marcos estructurales de los edificios (como las vigas y columnas). Su función es absorber parte de la energía del sismo y reducir la deformación estructural, disminuyendo los daños. “El uso de disipadores puede reducir entre un 50 a 70% la energía transmitida durante un sismo, lo que significa menos deformación, menos daño y mayor seguridad para quienes están dentro.”, sostiene Ricardo Madrid.
Aisladores sísmicos: la base para la protección
Los aisladores sísmicos son elementos estructurales flexibles que se colocan en la base de las edificaciones, típicamente entre la cimentación y el resto del edificio. Según el docente, esto permite que la energía que se produce durante el sismo no se transmita directamente al edificio, protegiéndolo de manera más efectiva. Esto puede reducir el movimiento en los pisos altos, que es una de las zonas más frágiles durante un sismo, aproximadamente en un 70%, menciona el ingeniero Madrid.
“Esta tecnología ya se usa ampliamente en países como Japón y Estados Unidos, especialmente en edificios altos y estructuras críticas. Su incorporación en el Perú es un paso clave hacia una construcción más segura. Un ejemplo es la nueva biblioteca que se construye en la Universidad de Lima, que cuenta con aisladores sísmicos en su base para proteger a sus estudiantes y asegurar la estabilidad del edificio”, resalta el ingeniero Ricardo Madrid Argomedo.
Lo que dice la norma
La normativa nacional ha dado un paso firme al exigir que todos los nuevos hospitales cuenten con aisladores sísmicos, asegurando su operatividad incluso durante un desastre. “Si queremos estar preparados para los grandes sismos que podrían ocurrir, es fundamental seguir invirtiendo en estas tecnologías, así como en prevención, educación y planificación”, subraya el ingeniero.
Además, el ingeniero explica que estas innovaciones no sólo son esenciales para la seguridad estructural, sino que forman parte de un enfoque preventivo integral que debe ir de la mano con la educación ciudadana, una planificación urbana responsable y la correcta aplicación de nuestro Reglamento Nacional de Edificaciones, especialmente la Norma Técnica E.030 de ‘Diseño Sismorresistente’.