China: entre abrir una ventana de oportunidades comerciales hacia el mundo y evitar un nuevo colonialismo para América Latina

La gestión equilibrada de esta colaboración es esencial para asegurar que los beneficios económicos no se obtengan a costa del medio ambiente o de la justicia social, señalaron expertos de Latindadd. La necesidad de encontrar un balance entre el desarrollo económico y la protección de los recursos naturales es un tema central en las discusiones sobre el futuro de las relaciones de ambos bloques.

La relación entre América Latina y China ha evolucionado significativamente en las últimas décadas. China se ha convertido en uno de los principales socios comerciales de la región, lo que ha llevado a un aumento en las inversiones y el intercambio de bienes y servicios. Este vínculo económico ha permitido a muchos países latinoamericanos diversificar sus mercados de exportación y reducir su dependencia de los mercados tradicionales, como el de EEUU.

Sin embargo, la relación con China también plantea desafíos. Las preocupaciones sobre la dependencia económica y el impacto ambiental de algunos proyectos han sido temas de debate en varios países latinoamericanos. Es esencial que esta colaboración se gestione de manera equilibrada, asegurando que los beneficios económicos no comprometan los objetivos de sostenibilidad y equidad social.

En el marco del foro ‘Justicia económica, social y climática’, organizado por Latindadd – Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social, Carlos Zarattini, diputado brasileño, destacó la firma de 37 acuerdos bilaterales entre Brasil y China, abarcando áreas como infraestructura, desarrollo de cadenas productivas, ciencia, tecnología y energías renovables.

Aunque Brasil no tiene un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, las relaciones comerciales son significativas, con exportaciones brasileñas a China alcanzando los 83 mil millones de dólares, comparadas con los 33 mil millones destinados a Estados Unidos. Actualmente, China tiene TLC con Chile (2005), Perú (2009), Costa Rica (2011), Ecuador (2024), y está en proceso de negociar uno con Honduras.

Zarattini subrayó la importancia de las importaciones chinas para la economía brasileña, especialmente en productos primarios como la soja y el petróleo. Además, mencionó que la proyección de inversiones extranjeras directas en Brasil para 2024 es de 72 mil millones de dólares. Según Zarattini, no existe una amenaza de hegemonía china en América Latina, ya que las relaciones se han mantenido en el ámbito comercial, sin desarrollo de vínculos militares.

Por su parte, Mario Argeñal, diputado hondureño, señaló la dificultad de establecer relaciones comerciales sin antes conectar las realidades entre los países de América Latina y China. Honduras plantea una apertura con el gigante asiático, por lo que el legislador ve con buenos ojos la intermediación de UNASUR y CELAC. Argeñal destaca la necesidad de una justicia tributaria que obligue a pagar impuestos a quienes no lo han hecho antes, y reconoció la oportunidad de negociar con China en un mundo multipolar.

En Ecuador, el asambleísta Ricardo Ulcuango enfatizó la importancia de potenciar el proceso de integración para negociar con China y Asia, sugiriendo la reunión de organismos como UNASUR y CELAC. Ulcuango expresó preocupación por la llegada de ciudadanos chinos a través de un TLC, así como por la exportación de materias primas. Destacó la necesidad de debatir sobre el multipolarismo, especialmente considerando que Ecuador es un país dolarizado, lo que podría cambiar las dinámicas económicas.

América Latina debe negociar, y no caer en otro colonialismo

Por su parte, Susel Paredes, congresista peruana, expresó su preocupación sobre el impacto de las inversiones chinas en el Perú, especialmente en relación con el puerto de Chancay. Paredes subrayó la necesidad de implementar políticas antidumping más estrictas y de aumentar la supervisión laboral para asegurar que no se vulneren los derechos de los trabajadores peruanos.

Finalmente, Sergio Rodríguez Gelfenstein, académico de la Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada (UNEFA) en Venezuela, ha destacado la importancia de fortalecer el conocimiento mutuo entre China y América Latina para facilitar negociaciones y establecer acciones comunes. Según Rodríguez Gelfenstein, existen diferencias profundas en la cultura y filosofía de ambas regiones, lo que hace esencial un entendimiento más profundo para evitar malentendidos en las relaciones bilaterales.

El académico subrayó que en China hay un desconocimiento significativo sobre América Latina, lo que representa un desafío para las relaciones diplomáticas y comerciales. En su opinión, no se trata sólo de diferencias entre países, sino de civilizaciones distintas, donde lo que es normal en una cultura puede no serlo en la otra. Por ello, enfatizó la necesidad de trabajar en una fortaleza regional que permita a América Latina negociar con China de manera más efectiva, similar a la estrategia adoptada por la Unión Africana.