La planta fotovoltaica cuenta con una potencia instalada de 28 megavatios pico (MWp) y demandó una inversión de más de USD 23.5 millones. Esta planta es un paso tangible del liderazgo y compromiso ambiental que tiene Yura al 2050.
Como parte de su compromiso con la sostenibilidad y la reducción de emisiones de carbono, Cemento Yura, empresa del Grupo Gloria, inauguró su planta fotovoltaica con una potencia instalada de 28 megavatios pico (MWp). Esta instalación representa la primera planta fotovoltaica de autoconsumo de la industria cementera peruana, lo cual evidencia un paso decisivo hacia la producción del cemento más limpio del país.
La planta demandó una inversión de USD 23.5 millones y está compuesta por 51,264 módulos fotovoltaicos distribuidos en 45 hectáreas y se estima que generará anualmente 80.65 gigavatios hora (GWh), lo que permitirá cubrir aproximadamente el 30% de la demanda energética de la planta de cemento de Yura.
Esta iniciativa estratégica permite la eficiencia operativa por autoconsumo de energía, lo cual reafirma el compromiso de Yura de reducir su huella de carbono, alineándose a la estrategia Net Zero al 2050. En esa línea, ya en 2023 registró 492 kg CO₂/ton, frente al compromiso asumido en la hoja de ruta de la industria al 2030 de 520 kg CO₂/ton, lo cual posiciona a la compañía como referente regional en sostenibilidad. En tanto, la meta de Cemento Yura al 2030 es reducir el nivel de dióxido de carbono a 403 kg CO₂/ton.
“La puesta en marcha de nuestra planta fotovoltaica refleja nuestra visión de un futuro más limpio y nuestra responsabilidad con el desarrollo sostenible del país. Es un paso tangible del compromiso ambiental que tenemos. Conocemos el impacto que tiene la industria cementera en nuestro planeta, por ello, trabajamos en diferentes iniciativas que nos permitan reducir nuestra huella ambiental mientras producimos productos de calidad”, destacó Juan Carlos Burga, gerente general de Cemento Yura.
De esta manera, para Cemento Yura, instalar una planta fotovoltaica en la región Arequipa, donde el brillo solar es predominante, es una inversión sostenible y es parte del compromiso de contribuir con el bienestar del medio ambiente y de la sustentabilidad energética en la región.