Por Felipe Mendoza, Analista de Mercados Financieros, ATFX LATAM
El cierre del primer trimestre de 2025 se caracterizó por una marcada volatilidad y preocupaciones crecientes derivadas principalmente de las políticas comerciales agresivas de Estados Unidos bajo la renovada administración Trump. Durante marzo, los mercados enfrentaron importantes pérdidas, destacando particularmente el Nasdaq Composite y el S&P 500, que experimentaron significativas caídas producto de la incertidumbre generada por la rápida implementación de nuevas medidas arancelarias. El S&P 500 acumuló una pérdida superior al 4,5% en lo que va del año, mientras que el Nasdaq retrocedió más del 10%, registrando así su peor desempeño trimestral desde el año 2022.
En este contexto, Goldman Sachs ajustó considerablemente su perspectiva sobre el S&P 500, proyectando una caída inicial hasta los 5.300 puntos en los próximos tres meses, motivada por el aumento de los riesgos inflacionarios y el impacto de las políticas comerciales. No obstante, anticipa una recuperación gradual hacia los 5.700 puntos en nueve meses y una estabilización alrededor de los 5.900 puntos en un horizonte anual. Yardeni Research también redujo sus objetivos para el índice, situándolos entre 5.100 y 6.000 puntos para este año, proyectando posteriormente un cierre en torno a los 6.000 puntos en 2025 y 7.000 puntos para 2026.
La administración Trump propuso recientemente aranceles generales del 20% sobre la mayoría de las importaciones, con el propósito declarado de financiar devoluciones de impuestos, incrementando las tensiones comerciales globales. Este movimiento se acompañó de la publicación del exhaustivo Informe Anual sobre Barreras Comerciales de la Oficina del Representante Comercial de EE.UU., destacando diversas prácticas y regulaciones consideradas injustas por parte de sus socios comerciales. Autoridades de alto nivel como Kristalina Georgieva, directora Gerente del FMI, señalaron que estas políticas podrían generar incertidumbre significativa, afectando tanto la confianza de los inversores como el consumo privado a nivel global. Paralelamente, desde la Reserva Federal, altos funcionarios como John Williams y Thomas Barkin manifestaron su preocupación acerca de los efectos potencialmente inflacionarios de estas medidas comerciales, especialmente en bienes intermedios y de consumo final.
En el sector corporativo estadounidense, el impacto de estas políticas ya comenzó a manifestarse. Apple informó que sus ventas del modelo iPhone SE retrocedieron un 1% interanual durante febrero, a pesar de contar con comparativas favorables respecto al año previo, según reportó el analista David Vogt de UBS. De manera similar, Tesla enfrentó un fuerte retroceso del 37% en sus ventas en Francia, evidenciando claramente el impacto negativo en el mercado europeo. En contraste, Lockheed Martin obtuvo un contrato significativo con el Ejército estadounidense valorado en hasta 4.940 millones de dólares para la producción de sistemas PRSM, mostrando cierta resistencia en sectores vinculados a defensa y seguridad.
Europa reaccionó con firmeza ante la agresividad comercial estadounidense. La UE dejó claro su intención de responder con medidas específicas contra las grandes tecnológicas estadounidenses, reafirmado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien aseguró que «todos los instrumentos están sobre la mesa» para proteger el mercado único. El bloque enfrenta simultáneamente un entorno económico mixto, con una leve desaceleración de la inflación al 2,2% en marzo, pero con una persistente tasa de desempleo del 6,1%. Funcionarios del BCE, incluyendo a Olli Rehn, señalaron una posible reducción en las tasas de interés si los datos macroeconómicos confirman una moderación económica más profunda.
En Asia, la situación es compleja. La confianza empresarial en Japón, medida por la encuesta Tankan, cayó al nivel más bajo en un año, alcanzando un índice principal de +12 en marzo, desde +14 en diciembre. China mostró signos de leve recuperación manufacturera con el índice Caixin/S&P Global, alcanzando 51,2 puntos, superando ligeramente las expectativas del mercado. China, Japón y Corea del Sur anunciaron además una inédita coordinación para enfrentar conjuntamente las políticas arancelarias de EE.UU., enfatizando en particular la protección de sus cadenas de suministro de semiconductores, demostrando un alto nivel de cooperación estratégica.
Australia, por su parte, mantuvo su tasa de referencia en el 4,1%, adoptando una postura prudente frente al control inflacionario, aunque destacó que algunos riesgos alcistas para la inflación parecen haberse moderado más rápidamente de lo previsto.
En términos financieros, las recientes subastas de deuda estadounidense a corto plazo mostraron ligeras fluctuaciones con tasas del 4,205% y 4,070% para los títulos a tres y seis meses, respectivamente. Mientras tanto, en Europa, los operadores redujeron del 85% al 65% las probabilidades de recortes inmediatos de tasas por parte del BCE, reflejando una estabilización gradual en la expectativa monetaria. Cabe destacar que el índice de miedo y avaricia registró niveles críticos, alcanzando solo 18 sobre 100 puntos, indicando «Miedo Extremo», confirmando un claro deterioro de la confianza inversora global.
Geopolíticamente, persisten tensiones importantes, particularmente en Ucrania, donde Rusia reafirmó su postura crítica ante las propuestas estadounidenses, exigiendo una consideración más profunda de las causas subyacentes del conflicto. En Medio Oriente, la situación continúa agravándose con Israel expandiendo sus operaciones terrestres en Gaza en un 25% del territorio.
En conclusión, los mercados enfrentan un escenario extremadamente desafiante y complejo, marcado por la incertidumbre generada principalmente por la escalada comercial liderada por EE.UU. Esto podría conducir a un debilitamiento sostenido del crecimiento económico mundial y a una intensificación de riesgos inflacionarios y de estanflación. La posibilidad real de conflictos comerciales extendidos, sumada a las respuestas coordinadas desde Europa y Asia, incrementa significativamente la volatilidad proyectada para los mercados financieros en los próximos meses. Se anticipa que las decisiones en política monetaria, particularmente en EE.UU. y Europa, y la evolución del conflicto en Ucrania serán factores críticos que determinarán la dirección futura del panorama económico y financiero global.