En Perú las diferencias de pobreza entre regiones pueden superar los 30 puntos porcentuales.
De acuerdo con el Reporte de Economía y Desarrollo 2025 (RED) de la CAF– Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, Perú solo ejecuta el 20% del gasto público. Esta cantidad es gestionada por los gobiernos regionales y municipales del país.
“Esta cifra evidencia un problema estructural. Aunque el Perú tiene 25 gobiernos regionales y más de 2.000 municipalidades, el 90% de sus ingresos proviene de transferencias del Gobierno Central, lo que debilita su autonomía fiscal y de planificación a largo plazo”, advierte Milagros Torres, subdirectora académica de la Facultad de Negocios de Zegel.
Aspecto internacional y desarrollo territorial
El informe de la CAF, titulado “El papel de los gobiernos locales y regionales en América Latina y el Caribe”, subraya que esta limitada ejecución subnacional no solo impide cerrar brechas sociales y económicas, sino que también dificulta la provisión eficaz de servicios públicos clave como salud, educación, transporte e infraestructura básica.
En contraste, en países federales como Brasil o México, los gobiernos subnacionales llegan a gestionar hasta el 50% del gasto público total, con competencias más claras y mayor capacidad para generar ingresos propios. En el caso peruano, sin embargo, solo el 20% que se destina al gasto del Estado pasa por las arcas regionales o municipales.
Otra alerta crítica es la enorme desigualdad entre territorios. El estudio menciona que en Perú, las diferencias de pobreza entre regiones pueden superar los 30 puntos porcentuales, lo que demuestra que la descentralización no ha ido acompañada de una política de desarrollo territorial efectiva.
“El 75% de la inversión pública en Perú es ejecutada por gobiernos subnacionales, pero sin una estrategia clara de articulación ni capacidades técnicas adecuadas. Eso explica por qué muchas obras no responden a prioridades locales reales o quedan inconclusas”, señala Torres.
Autonomía y gobernanza coordinada
La CAF propone un cambio de enfoque. Sus recomendaciones incluyen fortalecer el marco normativo, aumentar la autonomía fiscal, mejorar los sistemas de recaudación de ingresos propios, y crear verdaderos espacios de gobernanza multinivel que promuevan la cooperación entre niveles de gobierno.
Aunque algunos avances se han logrado en descentralización nominal, como la proliferación de municipios y regiones, el desafío ahora es lograr que estas entidades cuenten con capacidad técnica, institucional y financiera real para diseñar y ejecutar políticas públicas efectivas.
“Para 2025, el Perú debe aspirar a que al menos el 35% del gasto público total sea administrado por gobiernos subnacionales. Solo así podremos hablar de una descentralización con impacto, que responda a las verdaderas necesidades de cada territorio”, concluye Torres.