La multinacional australiana acelera su plan de expansión regional con una planta en Perú que producirá 20,000 toneladas al año y operará con casi 100% de energía renovable.
En una entrevista concedida a Energiminas, Ítalo Marsano, gerente técnico de Bradken, detalló los alcances de la nueva fundición que la compañía construye en Chilca, Cañete. Se trata de la primera planta de este tipo en Sudamérica y la número trece a nivel global para la multinacional australiana. La instalación busca atender con mayor rapidez y eficiencia la creciente demanda de revestimientos para molinos en la región minera.
El proyecto, actualmente en la fase final de obras civiles y montaje de equipos, entrará en operación comercial en la primera mitad de 2026. Una vez superada la etapa de pruebas, la fundición tendrá capacidad para producir unas 20,000 toneladas de piezas fundidas al año. En una primera etapa, el foco estará puesto en los revestimientos de molinos, con posibilidad de ampliar la línea hacia piezas de desgaste para equipos de minería y, más adelante, componentes para la industria ferroviaria.
Marsano destacó que la planta de Chilca será una de las más modernas y automatizadas de la región. Contará con hornos de fusión por inducción, sistemas de moldeo automatizados, hornos de tratamiento térmico y plantas de recuperación de arena, todo diseñado bajo estándares globales de precisión y sostenibilidad.
En términos ambientales, el 99.5% de la energía utilizada provendrá de fuentes renovables. “Todos los equipos, excepto algunos auxiliares, serán eléctricos, y contamos con extractores tipo tornado para minimizar emisiones”, explicó el ejecutivo. La iniciativa se enmarca dentro de la estrategia de economía circular de la compañía y su compromiso de alcanzar la neutralidad de carbono hacia 2030.
La inversión en Chilca se suma a la planta que Bradken ya opera en Lima, orientada a la producción de revestimientos híbridos. Juntas, ambas operaciones buscan fortalecer la presencia de la empresa en Sudamérica y posicionar al Perú como centro estratégico para la atención de clientes en toda la región. “Al producir localmente ganamos flexibilidad, agilidad y soporte técnico cercano, algo fundamental para operaciones mineras de clase mundial como las que tiene el Perú”, subrayó Marsano.
El proyecto generará alrededor de 200 empleos directos y 1,200 indirectos, con un enfoque en diversidad, equidad y desarrollo de talento local.






