Los principales mercados financieros del mundo cerraron el año con resultados históricos, impulsados por un mayor apetito por riesgo y expectativas de un escenario monetario más flexible. Las bolsas internacionales alcanzaron máximos que reflejan el optimismo de los inversionistas, especialmente ante la desaceleración de la inflación y el cambio gradual en el ciclo de tasas de interés a nivel global.
“Este desempeño ha estado fuertemente apoyado por el dinamismo del sector tecnológico y por la expectativa de que la economía mundial logre una desaceleración ordenada, sin caer en una recesión profunda. Sin embargo, el informe advierte que este entorno positivo convive con un alto nivel de sensibilidad macroeconómica, donde cualquier cambio en las condiciones financieras, políticas monetarias o tensiones geopolíticas puede generar ajustes rápidos en los mercados”, agregó Kevin Carvajal
Uno de los principales riesgos identificados es que las valorizaciones actuales incorporan escenarios favorables, lo que deja menos margen ante sorpresas negativas. La evolución de las tasas de interés, las decisiones de los bancos centrales y el desempeño de las principales economías seguirán siendo factores determinantes para la estabilidad de los mercados financieros durante el próximo año.
“Este contexto también tiene efectos indirectos sobre las economías emergentes. Un mayor apetito por riesgo y un entorno financiero más flexible pueden favorecer el ingreso de capitales hacia estos mercados. No obstante, esta oportunidad viene acompañada de una mayor exposición a la volatilidad global, lo que exige una lectura constante del entorno internacional y una gestión prudente de los riesgos”, precisó Kevin Carvajal.
De cara a 2026, el escenario descrito combina oportunidades con desafíos. Si bien los mercados financieros muestran señales de fortaleza, el informe subraya que será clave mantener una visión selectiva y flexible. En un entorno de alta sensibilidad macroeconómica, la estabilidad no estará garantizada por el buen desempeño pasado, sino por la capacidad de adaptación frente a un contexto global que sigue en transformación.






