Bolivia celebra su bicentenario consolidando un programa nuclear pacífico que proyecta al país como referente regional en ciencia aplicada, salud y producción agrícola, con apoyo tecnológico de Rusia y Argentina.
En el marco de sus 200 años de independencia, Bolivia avanza en un programa nuclear pacífico que, más allá de la generación de energía, busca impulsar la investigación científica, fortalecer la salud pública y optimizar la producción agrícola.
Desde el Centro de Investigación y Tecnología Nuclear en El Alto, la ingeniera Hortensia Jiménez, directora ejecutiva de la Agencia Boliviana de Energía Nuclear (ABEN), lidera un proyecto que hace una década parecía inalcanzable. “La soberanía del siglo XXI también se mide por la capacidad de un país para generar ciencia y proteger a su población con tecnología avanzada”, afirma.
Entre los hitos del programa destacan el primer reactor nuclear de investigación (RB01), la Red de Centros de Medicina Nuclear y Radiotecnológica, y el desarrollo de capacidades nacionales para producir radioisótopos destinados al diagnóstico oncológico. También se emplea irradiación gamma para mejorar la inocuidad alimentaria, además de técnicas nucleares para optimizar el uso del agua y los fertilizantes en el agro.
El programa, declarado estratégico en 2016, se ejecuta con tecnología y cooperación de Rosatom (Rusia) para el reactor y del Centro Atómico Ezeiza (Argentina) para las redes de medicina nuclear, garantizando transferencia de conocimiento y cultura de seguridad.
Bolivia busca así posicionarse como un actor regional en tecnología nuclear con fines pacíficos, en contraste con el uso bélico que marcó episodios como Hiroshima y Nagasaki en 1945, o recientes ataques contra instalaciones nucleares en Medio Oriente.
Con la inauguración en julio del primer encuentro internacional de medicina nuclear en La Paz, el país demostró que este desarrollo científico puede traducirse en políticas públicas concretas. “Lo que antes era impensable —hacer investigación de frontera en nuestro territorio— hoy es una realidad que multiplica la autoestima colectiva y la visión de país”, resume Jiménez.
En su bicentenario, Bolivia envía un mensaje claro: la independencia también se construye con ciencia, tecnología y cooperación estratégica.






