El Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), implementado por el Gobierno argentino en 2024, ya cuenta con siete proyectos aprobados en energía, minería y siderurgia. El objetivo es atraer capital extranjero con beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios.
Desde su lanzamiento en octubre de 2024, el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) de Argentina ha recibido 14 propuestas, de las cuales siete ya fueron aprobadas. El programa otorga beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios a proyectos de más de US$ 200 millones, con un marco de estabilidad jurídica por 30 años.
El último en sumarse es el parque eólico que desarrollarán PCR y Acindar en Olavarría, con 180 MW de capacidad y una inversión de US$ 250 millones. También figuran el parque solar El Quemado en Mendoza (US$ 211 millones), el oleoducto Sur VMOS (US$ 2.486 millones), la planta de licuefacción de gas Southern Energy (US$ 6.878 millones), el proyecto de litio Rincón de Litio en Salta (US$ 2.724 millones), la planta siderúrgica Sidersa en San Nicolás (US$ 296 millones) y el Salar del Hombre Muerto en Catamarca (US$ 217 millones).
Entre las iniciativas en evaluación destacan Sal de Vida (US$ 818 millones), Sal de Oro (US$ 633 millones), Oro Gualcamayo (US$ 1.000 millones), Los Azules (US$ 227 millones), una terminal portuaria en Timbúes (US$ 290 millones) y el parque eólico La Rinconada (US$ 206 millones).
Para Mariana Schoua, de AmCham y Aconcagua Energía, el RIGI es “un caso de excepción” para atraer capital, aunque advirtió que el país debe construir una macroeconomía sólida. Pablo Quirno, secretario de Finanzas, sostuvo que “podemos pintar la cancha, pero el que juega es el sector privado”.
A pesar de estas iniciativas, la inversión extranjera directa en Argentina sigue en niveles bajos. El Gobierno confía en que los proyectos asociados al RIGI envíen una señal de previsibilidad a los mercados y dinamicen sectores estratégicos como energía, minería y agroindustria.






