Antofagasta apuesta al futuro: el puerto chileno se consolida como eje clave del comercio bioceánico sudamericano

En su 27 aniversario como empresa estatal, Puerto Antofagasta avanza en obras estratégicas y sostenibilidad para posicionarse como nodo logístico regional con impacto internacional.

La Empresa Portuaria Antofagasta (EPA) cumple 27 años desde su creación bajo la Ley de Modernización Portuaria de Chile. Más allá de la fecha formal —1 de julio de 1998—, el puerto tiene una historia de más de un siglo como parte esencial del desarrollo de la ciudad de Antofagasta y del norte chileno. Hoy, su mirada está puesta en el futuro: grandes obras de infraestructura, conexión bioceánica, sostenibilidad y articulación regional.

En este nuevo aniversario, la empresa estatal destaca por estar impulsando proyectos estratégicos con financiamiento asegurado, que fortalecen su rol como motor logístico del Pacífico sur. Entre las obras emblemáticas figura la Ampliación del Molo de Abrigo, actualmente en fase de licitación, que busca aumentar la capacidad operativa y reducir cierres por marejadas. A esto se suma el desarrollo de la Zona de Desarrollo Logístico La Negra, pronta a inaugurar su primera etapa de urbanización, y la modernización del Antepuerto Portezuelo, ya en su tercera fase.

Estas iniciativas están alineadas con el Plan Maestro de Desarrollo Portuario y con el Plan de Acción del Corredor Bioceánico Vial, impulsado por el gobierno chileno con apoyo internacional. La visión es clara: convertir a Puerto Antofagasta en un nodo logístico clave que conecte el Atlántico con el Pacífico, facilitando el comercio exterior de países sin litoral como Paraguay y Bolivia, además de profundizar el vínculo con Brasil.

“Estamos ejecutando obras concretas, con inversión pública, planificación de largo plazo y un fuerte compromiso territorial”, sostuvo Carlos Escobar Olguín, gerente general de EPA. Subrayó también que el puerto apunta a responder a una creciente demanda de carga asociada a sectores estratégicos como la minería, la electromovilidad y los encadenamientos productivos regionales.

Pero el desarrollo portuario no es solo infraestructura: la sostenibilidad se ha convertido en una prioridad institucional. EPA ha logrado certificaciones relevantes como la ISO 50.001, la Certificación Azul y su participación en múltiples Acuerdos de Producción Limpia (APL). Estos avances reflejan mejoras en eficiencia energética, huella de carbono, gestión hídrica y economía circular, consolidando al puerto como un actor referente en operación trazable y sustentable.

El componente social también es central en la visión de EPA. Con una política activa de vinculación con comunidades, centros educativos y entidades públicas y privadas, la empresa ha promovido la educación ambiental, la inclusión y la cultura. Uno de los hitos más representativos es el Sitio Cero de Puerto Antofagasta, un espacio de más de 5 mil m² dedicado a actividades ciudadanas, ferias, exposiciones y seminarios.

En el actual escenario de integración regional, transformación productiva y transición energética, el puerto chileno busca afianzar su liderazgo como infraestructura clave para el comercio internacional del sur del continente, al servicio de los mercados y las futuras generaciones.