Revista Economía conversó con el Mg. Q.F. Aníbal Díaz Robles, decano del Colegio Químico Farmacéutico del Perú, sobre los desafíos actuales que enfrenta la profesión, la gestión que está liderando en el Colegio, y las importantes proyecciones para los próximos dos años. En esta entrevista, el decano aborda temas clave como la necesidad de mejorar la formación continua, los retos del sector farmacéutico en el país, y las estrategias para fortalecer la presencia y el impacto de los químicos farmacéuticos en la salud pública.
El 13 de mayo es el Día del Químico Farmacéutico ¿qué actividades se tiene en mente?
Estamos conversando con el actual decano del Colegio Departamental de Lima para hacer actividades conjuntas. La capital posee la mayor concentración de colegas químico farmacéuticos con 17 mil y ellos realizaran una reunión de confraternidad con sus miembros directos. Nosotros como ente nacional no tenemos ningún miembro directo, así que los auditorios los vamos a utilizar para hacer la ceremonia. Considero que debemos iniciar con una misa, siempre es bueno estar en paz y ya luego realizar el reconocimiento a los colegas que hayan destacado.
¿Qué es un químico farmacéutico y cuáles son los principales desafíos que tienen en este momento?
Esta es una profesión que viene desde la antigüedad, recordemos que nace con el medicamento y el medicamento nace prácticamente con la civilización humana, desde que aprendemos a utilizar plantas o algún otro producto para recuperar la salud o calmar algún síntoma. En esa época se usaba los venenos para eliminar a los enemigos y se buscaba los antídotos para estos venenos y ahí nace la farmacia. El medicamento es prácticamente la dosificación de un producto. Si la dosis es la adecuada, puede curar, de lo contrario puede matar. Los últimos medicamentos descubiertos, las vacunas para el COVID, nos muestran que la tecnología ha avanzado mucho y requiere, que los farmacéuticos estén al tanto de estos desarrollos tecnológicos.
Un farmacéutico se puede desempeñar en la industria, en el desarrollo y en la producción de estos productos. También lo puede hacer en los hospitales y clínicas, porque participamos de ese suministro de los medicamentos. En sector público lo hacemos en el DIGEMID, adicionalmente en los laboratorios de análisis clínicos, participamos en los análisis bromatológicos. Además, tenemos la capacidad del manejo de plantas, la fitoterapéutica; justo vamos a sacar un fitoformulario del cómo se reconoce, se cultiva y se conserva una planta y cómo se debe usar para darle un aprovechamiento médico. Por último, los cosméticos o productos sanitarios, también son una rama de en la que laboran los químicos farmacéuticos y para la cual están preparados. Es una muy amplia gama de trabajo. Actualmente somos 30 mil profesionales en el sector y hay una necesidad de unos 10 mil farmacéuticos.
Hablando de su gestión frente al Colegio Químico Farmacéutico, ¿cuáles han sido los principales logros que ha tenido hasta este momento?
Estamos en el tercer mes, hemos recibido la institución y estamos reconstruyendo la documentación que no hemos encontrado, ya debemos estar culminando con esas tareas de la parte interna. Mejoramos los jardines, como el jardín farmacobotánico; ahora tenemos más de 120 especies ya catalogadas que van a empezar a ser estudiadas para tener una oferta de los usos farmacéuticos que se le pueden dar y tenemos planificado aumentar su número a 200 especies este año.
Ampliamos el horario de atención de la farmacia institucional, antes solo había un químico farmacéutico, ahora tenemos dos; uno es especialista en preparados. Estamos repotenciando el área de preparados farmacéuticos, una vez que se hayan comprado nuevos equipos se va a duplicar el área de esta farmacia, así como también sus horarios de atención, esto se dará en un mes aproximadamente. Buscamos que con el tiempo se vuelva una farmacia comunal donde todos los vecinos puedan atenderse con la farmacovigilancia y seguimiento farmacoterapéutico. Está en nuestros planes abrir un laboratorio de análisis clínicos, especialmente bioquímicos, hay un convenio ya, pendiente de la firma con la Universidad Mayor de San Marcos para ello.
En estos dos meses hemos atendido también varios problemas que se nos han presentado; por ejemplo, INDECOPI nos ha hecho una amenaza de multa por una tramitación en lo que es registros de segundas especialidades y registros de colegiados, hay unos requisitos que se cambiaron, así que lo estamos corrigiendo; esperamos que en abril ya tengamos un nuevo reglamento para registros. Tenemos en camino una reunión con la Asociación de Escuelas y Facultades de Farmacia para hablar de la malla curricular y la duración de los estudios. Se busca que los estudios en farmacia, por la amplitud, sean de 6 años y un año de prácticas para desarrollar el potencial real que tiene la farmacia. Con respecto a los Colegios Departamentales, nuestra comunicación es mucha más fluida.
Ya hablando sobre la actualidad y el sector farmacéutico, ¿cuál es su opinión sobre la evolución que ha tenido este sector en los últimos años en el Perú?
Comparando con décadas pasadas, ahora hay muchas más facultades, pero lo que veo es que hay poco alumnado, 30 mil colegas es una cantidad muy poca comparado con las otras profesiones de salud que pasan de los 60, 80 o 120 mil como el caso de las enfermeras. Otro aspecto es que los profesionales han dejado prácticamente de estudiar, existe una escasa oferta de cursos, especialidades, maestrías o diplomados y si los hay están fuera del alcance económico; este es una problemática que lo estamos estudiando con las universidades. Queremos que haya una oferta más real, nutrida y amplia, porque a diferencia de otras profesiones donde el 60 o 70% son especialistas, nosotros no llegamos ni al 10%.
Ahora estamos trabajando con las asociaciones de pacientes para luchar contra el proyecto de ley de Bustamante y el proyecto de ley de la señora Heidy, porque consideramos que atentan no solo en el aspecto farmacéutico por la desregulación del mercado, sino a la población y a los pacientes que van a recibir supuestamente los beneficios de estos proyectos, que en realidad lo que hacen es hacerles más daño que beneficio. Hay que cambiar esa disposición, para mí es un cáncer, una preocupación mayor el hecho de que las oficinas farmacéuticas, que en el Perú son casi 30 mil de las cuales apenas 3 mil son farmacias y el resto son boticas; de esas boticas, la ausencia del director técnico farmacéutico es muy notoria, incluso no solo la ausencia, sino la falta del profesional; hay como 10 mil locales sin director técnico, eso tiene que acabar y es parte de la ética.
¿Qué avances o retos existen en la producción nacional de medicamentos y la reducción de medicamentos importados?
El gran problema del Perú es que somos un mercado pequeño frente a otros, entonces, para lo que llamamos suministro de medicamentos, estamos sujetos a una producción nacional que es bastante corta para nuestro país. La producción nacional representa aproximadamente el 18% de todo el mercado, el resto a los importadores. En el Perú estás en el EsSalud o el SIS, debería nuestro país tener un abastecimiento para la gran población de forma natural, pero hay un desabastecimiento de productos farmacéuticos, dispositivos médicos, prótesis, etc. Esto es porque las programaciones, el manejo de los presupuestos y la cadena de suministros no están debidamente calificado con buenas prácticas y todo eso revierte en el descontento de una población mal atendida.
En todo este meollo está el farmacéutico, que es el que maneja el medicamento. Lo malo es que, en las instituciones encargadas de manejar el presupuesto, la planificación, la programación, incluso los almacenes, están muchas veces a cargo de personas que no conocen este mercado; compramos muchas cosas que no se usan, de ahí que tengamos elevados índices de vencimiento, con pérdidas de millones de soles y tenemos desabastecimiento de productos que son críticos y su ausencia puede ser un riesgo de muerte. El Estado tiene que abrir las puertas para que los farmacéuticos podamos hacernos cargo de un tema que nos corresponde por naturaleza.
El Perú no produce sustancias originales, lo que hacemos es comprar la materia prima, para los antibióticos, importamos y después lo encapsulamos o le damos forma de tableta; lo que nos hace dependientes. Eso no es bueno, van a volver las epidemias, eso es inevitable y el Perú debería ser autoabastecido. Deberíamos tener una producción mínima nacional, tener aseguramiento para un suministro de productos básicos, almacenes que cumplan con la norma, cadenas de frío públicas y privadas a cargo de los profesionales farmacéuticos.
Hablando sobre las proyecciones de su gestión, ¿cuáles son las principales metas que tiene para cumplir en este tiempo?
Dos años es un tiempo muy breve, lo que estamos haciendo ahora es sincerar la información y vamos a hacer procedimientos o normativa menor con respecto a la creación, por ejemplo, de un procedimiento de entrega de cargo para que no existan estas entregas a medias o incompletas. Vamos a reescribir los reglamentos de grados de colegiaturas para que ya no tengamos estas amenazas como la de INDECOPI y tenemos que también mejorar nuestro reglamento interno acorde a los adelantos y realizar la propuesta de nuestros reglamentos. Esos cambios vamos a presentarlos a mitad del año para que se puedan ejercer o ejecutar antes de finalizar el 2025. El trabajo administrativo tenemos que estandarizarlo, me dirán que hay colegios que no tienen personal, pero tenemos que pensar que los Colegios no pueden estar sujetos al financiamiento de los aportes de los miembros. Tenemos que buscar actividades productivas como las farmacias, laboratorios u otro tipo de iniciativas que permitan al Colegio liberarse de vivir con los 10 soles que cada colegiado aporta a un Colegio Departamental y los cinco soles que aportan al Colegio Nacional, a veces solo nos lleva a conflictos o dimes y diretes que no construyen, dividen y menoscaban la importancia de nuestra orden.
¿Cómo le gustaría que se recuerde su gestión?
No se puede ser muy ambicioso, solo tratar de ordenar la casa para que la gestión que venga tenga las bases y no se encuentre con los inconvenientes que nos topamos y ya no se dedique a reparar lo anterior, sino construir el futuro. Vamos a establecer o reconocer una fitofarmacopedia para el próximo mes, que ya debíamos haberlo tenido, pero los retrasos son así, si no tendríamos estos lastres podríamos tener mejores perspectivas. Estaría feliz simplemente con dejar los cimientos para que las nuevas gestiones no tengan esos inconvenientes y puedan pensar en crecer.