El Banco Central de la República Argentina aumentó su intervención en el mercado de futuros del dólar para frenar la suba cambiaria. Pero esta política, lejos de incentivar la producción, amenaza con estrangular a los sectores exportadores clave como el agro.
La intervención cambiaria del Banco Central de la República Argentina (BCRA) alcanzó un nuevo nivel de intensidad durante mayo de 2025. En su último informe sobre las reservas internacionales y liquidez en moneda extranjera, el organismo reportó ventas netas por 1.946 millones de dólares en derivados financieros, una cifra que cuadruplica la intervención registrada en abril, cuando se destinó un total de 408 millones para contener el tipo de cambio.
Esta ofensiva, desplegada a través del mercado de dólar futuro A3, forma parte de una estrategia oficial para “planchar” el tipo de cambio y transformarlo en una suerte de ancla nominal frente a la inflación. Sin embargo, en los hechos, está afectando de lleno la competitividad de los sectores exportadores, especialmente del agro, en un contexto de elevada presión tributaria y tasas de interés reales negativas.
El agro como blanco colateral
La medida del BCRA coincide con la inminente finalización del régimen de rebaja de derechos de exportación para el maíz y productos del complejo sojero. Justamente por eso, el dato generó una oleada de preocupación en el sector agrícola, que percibe una doble pinza sobre sus márgenes: la depreciación real del tipo de cambio, que les paga menos por sus exportaciones, y el aumento de las retenciones, que les resta rentabilidad.
“El tipo de cambio está claramente intervenido. Las liquidaciones agrícolas se están haciendo a un precio artificialmente bajo. Esto desincentiva la venta y afecta la previsibilidad de toda la cadena exportadora”, advirtió un operador del mercado granario consultado por Revista Economía.
Además, la estrategia oficial perjudica a los productores que intentan protegerse con ventas diferidas: los contratos de futuros agrícolas combinados con futuros de dólar se ven distorsionados por la posición vendedora del BCRA, que actúa sobre el mercado sin advertencias.
“Si te dicen que no hay intervención, revisá la billetera”
Uno de los que encendió la alarma fue el economista Gabriel Caamaño, de la consultora Outlier, quien no dudó en señalar el impacto distorsivo: “Para los que dicen que no hay intervención en futuros y que no hubo presión a la baja desde futuros durante mayo: el BCRA reconoce que cerró mayo 2025 con una posición corta de casi 2.000 millones de dólares”.
Caamaño fue más allá: “Si alguien intenta explicarte que intervenir en futuros no es una forma de disciplinar el tipo de cambio spot, fijate si todavía seguís teniendo la billetera. Y eso no quiere decir que esté mal o bien, porque los instrumentos no son malos o buenos: todo depende del contexto, del para qué y del cómo los uses”.
Pero el contexto actual no es neutro: la economía argentina necesita generar divisas genuinas, y eso se hace, en gran parte, a través del agro. Ahogar esa fuente por razones cortoplacistas podría tener consecuencias duraderas.
El riesgo de desincentivar al principal generador de divisas
La política de intervención podría resultar funcional para contener momentáneamente la inflación, pero a costa de afectar al sector que genera la mayor parte de los dólares genuinos que ingresan al país. En otras palabras, se está sacrificando la competitividad exportadora en el altar de la estabilidad nominal.
El escenario se vuelve aún más preocupante si se tiene en cuenta que los términos de intercambio no han sido favorables para la región y que muchos productores vienen de campañas golpeadas por la sequía y la incertidumbre política.
En definitiva, la intervención del BCRA en el mercado de futuros es una herramienta poderosa, pero también riesgosa. Usada sin coordinación con el resto de la política económica, puede minar la confianza del único sector que todavía puede empujar hacia adelante la balanza de pagos.
La pregunta que flota entre economistas y empresarios es clara: ¿vale la pena sostener artificialmente el tipo de cambio si el costo es matar al único motor real de divisas del país?






