Una inversión colgante: el puente de vidrio que une turismo, urbanismo y millones en Lima

La estructura, que promete ser un ícono urbano entre Miraflores y Barranco, enfrenta retrasos, ajustes presupuestales y desafíos técnicos antes de su entrega en junio de 2025.

Una pasarela de vidrio sobre el acantilado limeño. Eso es lo que representa el nuevo puente de la bajada Armendáriz, un proyecto de infraestructura que busca transformar la conectividad entre Miraflores y Barranco con una inversión que, aunque no ha sido oficialmente revelada en su totalidad, involucra tecnología de punta, modificaciones urbanas y compleja logística constructiva.

La infraestructura incluye un tramo de 112 metros lineales de vidrio laminado —cuatro capas de 12 cm de espesor— capaz de resistir impactos de alta intensidad. Así lo ha demostrado el municipio de Miraflores mediante pruebas públicas que incluyeron golpes con mazos, saltos sobre el vidrio y transmisiones en vivo. El objetivo es disipar dudas sobre la seguridad del diseño y garantizar su durabilidad en una zona altamente transitada y sísmicamente activa.

Este puente no es solo una pasarela turística: integra una ciclovía, rampas de acceso universal, un paseo peatonal familiar y vistas panorámicas del Pacífico, elementos que lo posicionan como un proyecto de regeneración urbana con enfoque inclusivo y turístico.

Obstáculos económicos y logísticos

Sin embargo, la obra ha enfrentado numerosos retos que han afectado tanto su cronograma como su eficiencia económica. Entre los principales problemas destacan:

  • Robo de piezas clave de la grúa en marzo, que paralizó temporalmente la instalación de componentes estructurales.

  • Parálisis del proyecto en 2024 tras la ruptura de contrato con la empresa Incot S.A.C., lo que obligó a licitar nuevamente los trabajos, afectando los flujos financieros y el cronograma.

  • Cierres viales sucesivos y congestión vehicular, particularmente durante los trabajos nocturnos en abril y mayo, que elevaron los costos sociales del proyecto.

Actualmente, la grúa de 75 metros de pluma —con capacidad de carga de 750 toneladas— será retirada este fin de semana, lo que implicará el cierre total de la bajada Armendáriz desde el viernes 23 de mayo hasta el lunes 26. Durante este tiempo, se realizará el pavimentado de estructuras metálicas, instalación de cables de alumbrado y colocación de barandas de acero inoxidable.

Visión a largo plazo y retorno urbano

Desde una perspectiva económica, el puente es parte de una estrategia más amplia de revalorización del Corredor Turístico Costero de Lima, conectando el parque Alfredo Salazar en Miraflores con la avenida Sáenz Peña en Barranco. Al ser una obra de uso peatonal y ciclista, con elementos de alto impacto visual, se espera que funcione también como atractivo turístico.

Aunque los contratiempos han complicado su ejecución, el proyecto mantiene su fecha tentativa de apertura total para junio de 2025. A nivel urbano, se proyecta que aliviará la carga vehicular en la conexión con la Costa Verde, reduciendo tiempos de tránsito y diversificando las rutas de desplazamiento.

Este tipo de infraestructura no solo moderniza la conectividad urbana, sino que —cuando bien gestionada— puede traducirse en valorización inmobiliaria, dinamización del comercio local y mejor calidad de vida para residentes y visitantes. El desafío ahora está en cumplir los plazos y garantizar que la inversión no solo sea sólida, sino también sostenible.