Con una inversión de US$ 2.000 millones y tecnología de punta, Lima apuesta por convertirse en el nuevo centro de conexión aérea de la región.
El nuevo aeropuerto internacional Jorge Chávez, en Lima, Perú, se perfila como uno de los proyectos de infraestructura aérea más ambiciosos de Sudamérica. Con una inversión superior a los 2.000 millones de dólares y una superficie de 935 hectáreas —tres veces más grande que la del antiguo aeropuerto— esta nueva terminal busca competir directamente con El Dorado de Bogotá, actual líder regional en conectividad.
El rediseño del Jorge Chávez no solo apunta al tamaño. La infraestructura incluye cinco niveles (cuatro pisos y un sótano), 46 mangas de abordaje (antes eran 19) y 67 posiciones para aeronaves, lo que permitirá manejar un mayor volumen de vuelos nacionales e internacionales. Además, se ha integrado un sistema automatizado de equipaje y tomógrafos de última tecnología, eliminando la necesidad de retirar dispositivos electrónicos durante los controles.
El diseño arquitectónico está inspirado en la cultura Nazca y pone en valor la biodiversidad peruana mediante esculturas de animales en sus interiores. También se ha ampliado significativamente la oferta comercial y gastronómica.
El aeropuerto se ubica en la avenida Morales Duárez, pero actualmente carece de acceso peatonal. Solo puede ser alcanzado en vehículos privados o buses especiales, lo que ha generado algunas críticas de los usuarios. Las tarifas de este transporte van de 1,20 a 5 soles, dependiendo del punto de partida.
El actual aeropuerto Jorge Chávez dejará de operar vuelos comerciales el 31 de mayo de 2025. Las instalaciones, sin embargo, seguirán activas para servicios logísticos y de mantenimiento, según Lima Airport Partners (LAP). El nuevo terminal tendrá capacidad para recibir 30 millones de pasajeros al año, con proyecciones de alcanzar los 40 millones en 2026.