El mundo está atravesando un nuevo ciclo económico impulsado por un profundo cambio en el paradigma tecnoeconómico; en ese contexto, la inteligencia artificial se posiciona como una herramienta que va más allá de la tecnología, hasta ser clave, o perjudicial, para el futuro.
Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han evolucionado hacia desarrollos más complejos como la robótica, la biotecnología, la nanotecnología, y otras innovaciones como la inteligencia artificial (IA) que están configurando una nueva era de transformación económica y social.
El apogeo de estas nuevas tecnologías ha desencadenado oportunidades en diferentes ámbitos que prometen mejorar la calidad de vida humana; no obstante, hoy en día exhiben un patrón de beneficios con acceso limitado y con gran repercusión para quienes no son partícipes de ella.
Tendencias como los gemelos digitales, la IA generativa y el metaverso aplicado a la medicina y la educación, significan una revolución en sus respectivos campos, pero si su acceso no se democratiza esto podría tener consecuencias en el corto plazo.
El libro Inteligencia artificial, robótica y nuevas tecnologías: retos económicos y sociales. ¿Entre el cielo y el infierno?, escrito por Germán Alarco, Patricia del Hierro y Piero Saénz, refleja esta consigna con el objetivo de informar, alertar e iniciar una discusión para mitigar los factores a favor y en contra de las nuevas tecnologías, centrándose particularmente en la constante evolución que tiene la IA.
La publicación describe la naturaleza de los cambios tecnológicos a través de los años, presentando brevemente en qué consisten, pero centrándose en los retos económicos y sociales que hay actualmente y a futuro.
ECONOMÍA EN REDEFINICIÓN
Estas tecnologías son capaces de transformar la dinámica económica, provocando un reordenamiento al empleo, la inversión, el consumo, el comercio y la inflación. El Foro Económico Mundial, por su parte, advierte sobre la destrucción de empleos y la creciente incertidumbre laboral.
Aunque, la entidad propone que, en un escenario ideal, aparecerían ventajas para el ciudadano gracias a nuevos tipos de empleos más flexibles y móviles potenciados por redes virtuales globales. Al aterrizar la situación al panorama local, en países como Perú, la dependencia tecnológica reduce las oportunidades para generar innovación y mayor equidad económica.
En tanto, la baja productividad y estructura laboral, compuesta en gran porcentaje por la informalidad, harían que nuestro país tenga un menor impacto en el corto plazo, lo que acentuaría los efectos negativos de estas debilidades.
A nivel global, las proyecciones sobre el empleo varían, puesto que algunos estudios estiman que entre el 9% y el 57% de los empleos podrían automatizarse en los próximos 15 años, dependiendo del país y del nivel de desarrollo. A nivel regional, entre el 16% y el 32% de los empleos en Latinoamérica corren riesgo, siendo más vulnerables los hombres y los jóvenes con menor formación técnica.
RETOS Y RIESGOS SOCIALES
Resulta importante tomar en cuenta el efecto que estos posibles escenarios conllevarán para las habilidades sociales, empatía y salud mental de las nuevas generaciones. Para contrarrestarlo, el Foro Económico Mundial propone cultivar cuatro tipos de inteligencia: contextual, emocional, inspirada y física, habilidades esenciales en un mundo donde la tecnología tiende a reemplazar procesos humanos clave.
Asimismo, el avance de la tecnología —a través de su mal uso— va a impulsar malas prácticas con rebote en la sociedad. La manipulación de la opinión pública a través de fake news, la incorrecta aplicación del big data, e incluso la creación de armas autónomas no solo amenazan derechos individuales y colectivos, sino que también debilitan la democracia, la seguridad nacional y la confianza en las instituciones.
Los autores del libro sugieren adoptar una estrategia integral: fortalecer la sociedad civil y consolidar un Estado eficiente, con miras proteger actividades humanas irreemplazables —como la cultura, el arte y el pensamiento crítico— y asegurar que las tecnologías se utilicen de manera ética y sostenible.
El nuevo ciclo económico presenta un paradigma que, por un lado, puede ser una oportunidad para resolver problemas a gran escala, aunque, por otro lado, capaz de generar indirectamente mayor desigualdad y precariedad. El futuro no está escrito: dependerá de las decisiones que tomen los agentes involucrados y, principalmente, quienes lideran los bloques internacionales.