El régimen chino consolida su ruta marítima hacia Sudamérica a través del megapuerto de Chancay, mientras crecen las denuncias por el impacto ambiental y social en la zona.
China ha inaugurado una ruta directa entre el puerto de Nansha, en Guangzhou, y el Megapuerto de Chancay, en la costa central del Perú. El trayecto, realizado por el buque COSCO Volga con más de 400 contenedores, marca un nuevo capítulo en la expansión global de Beijing, impulsada por la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Sin embargo, este avance logístico y geopolítico viene acompañado de fuertes tensiones ambientales y sociales en territorio peruano.
La nueva vía marítima busca establecer a Chancay como un nodo estratégico para competir directamente con el Canal de Panamá, ofreciendo una puerta de entrada al Pacífico Sur desde Asia. En paralelo, refuerza la creciente presencia del régimen chino en Sudamérica, sumándose a sus inversiones en infraestructura crítica como estaciones satelitales, hidroeléctricas y proyectos mineros en países como Argentina, Ecuador, Chile y Bolivia.
No obstante, el entusiasmo del gobierno chino contrasta con la creciente preocupación de los residentes de Chancay. Organizaciones locales como el Frente de Defensa por la Dignidad y Libertad de Chancay (Freddlich) han denunciado severos impactos ambientales provocados por las obras del puerto. Vladimir Cantoral, presidente de la asociación, advierte que la construcción del espigón ha alterado el flujo natural de sedimentos, erosionando playas y afectando humedales como Santa Rosa, esenciales para la biodiversidad local.
Además, la comunidad acusa a Cosco Shipping de no cumplir con compromisos clave, como la reubicación efectiva de las tuberías pesqueras afectadas por la obra. La ruptura constante de estas infraestructuras ha incrementado la contaminación de la playa Chorrillos, agravando un panorama ya alarmante.
En febrero de 2025, la asociación interpuso una denuncia por delitos ambientales ante la Fiscalía Provincial de Huaral, señalando daños directos al ecosistema marino y costero. A pesar del Estudio de Impacto Ambiental (MEAI 2020), que ya advertía consecuencias negativas, las acciones correctivas han sido, según los vecinos, mínimas o ineficaces.
Mientras el régimen chino celebra un nuevo hito logístico, los habitantes de Chancay enfrentan una transformación drástica de su entorno sin garantías claras de protección ambiental ni participación efectiva en las decisiones que los afectan directamente.