Cobre: el motor que impulsará el crecimiento económico del Perú en 2026

La minería seguirá siendo el principal motor de la economía peruana, impulsada por la creciente demanda global de cobre ante la expansión de redes eléctricas, los vehículos eléctricos y la infraestructura vinculada a la inteligencia artificial, según el análisis de VT Markets.

Para el Perú, la minería seguirá siendo el principal soporte de crecimiento económico en el 2026 con el cobre como metal de mayor desempeño. La demanda mundial de este mineral viene en aumento debido a su rol clave en la expansión de redes eléctricas, la fabricación de vehículos eléctricos y el desarrollo de centros de datos e infraestructura vinculada a la inteligencia artificial.

“Para un productor como Perú, esto implica mayores ingresos externos, mejor balanza comercial y soporte para el tipo de cambio. Junto al cobre, el oro y la plata también juegan un rol clave. El oro se beneficia de un entorno global de tasas reales más bajas, altos déficits fiscales y compras sostenidas de bancos centrales, mientras que la plata combina ese factor financiero con un déficit estructural y un uso industrial cada vez más estratégico”, explica Eduardo Ramos, analista de mercados de VT Markets.

El oro y la plata también jugarán un papel relevante, aunque por razones distintas. En el caso del oro, el impulso vendrá principalmente del frente macroeconómico y financiero: un eventual ciclo de recortes de tasas en Estados Unidos, elevados déficits fiscales y compras sostenidas por parte de bancos centrales podrían sostener precios altos en 2026, según proyecciones del World Gold Council. La plata, en tanto, combina ese factor financiero con un creciente uso industrial en sectores como energía solar y electrónica, además de un déficit estructural de oferta descrito por el Silver Institute, lo que refuerza su atractivo en el mediano plazo.

En el plano global, tendencias como la inteligencia artificial, la transición energética y la economía circular representan una oportunidad estratégica para el Perú, al tratarse de un país con abundancia de metales críticos. No obstante, el aprovechamiento de esta ventana dependerá de la capacidad de ejecución interna, particularmente en la agilización de permisos, la estabilidad regulatoria y la reducción de la conflictividad social en las zonas de influencia minera.

En un mundo cada vez más fragmentado, con tensiones comerciales y mayor volatilidad financiera, Ramos explica que la fortaleza macroeconómica del Perú y la credibilidad de su banco central aparecen como ventajas competitivas.

“Perú tiene oportunidades claras, pero también riesgos. La expansión de la inteligencia artificial y la transición energética favorecen a países ricos en metales críticos, como el Perú. Sin embargo, para aprovechar esa ventana se requiere ejecución: permisos, estabilidad regulatoria y menor conflictividad social. Las tensiones comerciales internacionales y la volatilidad pueden jugar a favor del país por su fortaleza macro y un banco central creíble, pero en contra si la incertidumbre política interna aumenta”, concluye Ramos.