- La industria transita hacia una más predictiva, donde la experiencia se potencia gracias a sistemas que identifican alertas tempranas y optimizan los recursos energéticos e hídricos.
En un contexto donde la minería chilena enfrenta crecientes desafíos (leyes minerales más bajas, presión por eficiencia, mayor sostenibilidad y optimización de recursos) emerge una transformación profunda: la minería cognitiva. Más que automatizar tareas, se trata de diseñar operaciones capaces de aprender, adaptarse y optimizarse por sí mismas a partir del análisis continuo de datos.
La minería cognitiva apela al uso de inteligencia artificial, machine learning, sensorización avanzada y plataformas de datos integradas. Con estas herramientas, los procesos tienen la posibilidad de evolucionar: detectar anomalías, anticipar fallas, optimizar parámetros operativos, ajustar el consumo energético y recursos en tiempo real bajo diversas condiciones operativas. Este cambio abre la puerta a una industria más flexible y resiliente.
“Uno de los impactos relevantes es la capacidad de implementar un mantenimiento predictivo real, debido al análisis inteligente de datos provenientes de sensores, patrones de uso, comportamiento de equipos o vibraciones, es posible predecir fallas o desgaste antes de que se traduzcan en paradas no programadas. Eso no solo reduce costos de reparación, sino que mejora la disponibilidad de activos críticos, extiende su vida útil y promueve una operación continua y segura”, afirma Orlando Lara, Líder del segmento de Minería, Metales y Minerales en Sudamérica de Schneider Electric.
Pero la minería cognitiva no se limita al mantenimiento, pues también habilita una gestión energética y de recursos más eficiente, lo que en Chile (donde la minería está bajo una creciente presión por cumplir estándares ambientales) representa una ventaja clave. Al integrar datos operativos, energéticos y de procesos, se puede optimizar el uso de agua o electricidad, reduciendo el impacto ambiental y mejorando la eficiencia global.
En ese sentido, EcoStruxure, la plataforma digital de Schneider Electric, emerge como un ejemplo concreto de cómo materializar la minería cognitiva. Este software integra energización, automatización, monitoreo y análisis. Todo esto en una arquitectura que une operación e información.
A través de esta plataforma, las faenas pueden consolidar datos de múltiples fuentes en tiempo real, permitiendo visualizar y analizar KPIs operativos y energéticos críticos, optimizar procesos, planificar mantenimientos predictivos y operar con mayor eficiencia y seguridad.
Este salto hacia operaciones que “aprenden solas” no significa reemplazar la experiencia humana, sino potenciarla. Los equipos y profesionales de la minería pueden enfocarse en labores estratégicas, interpretación de resultados, gestión de riesgos y sostenibilidad, apoyados por sistemas que ofrecen datos y optimización inteligente.
“La minería cognitiva abre una nueva etapa para la industria chilena, donde se podría lograr mayor eficiencia, continuidad operativa y ahorro de recursos, lo que implica menor daño ambiental. Para ello, se requiere inversión en tecnologías e infraestructura de datos en la operación minera”, agrega Lara.






