El canciller Friedrich Merz busca el respaldo belga para un préstamo europeo respaldado por fondos del Banco Central de Rusia, en medio de riesgos legales y represalias de Moscú.
Ofensiva diplomática de Berlín
El canciller alemán, Friedrich Merz, intensifica su presión sobre Bélgica para asegurar apoyo a un plan europeo que utilizaría activos congelados del Banco Central de Rusia como garantía de un préstamo destinado a financiar ayuda militar a Ucrania. Merz se reunirá con el primer ministro belga, Bart De Wever, acompañado de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un encuentro clave antes de la cumbre europea del 18 de diciembre.
Resistencia belga y riesgos legales
De Wever mantiene su oposición al uso de los fondos, alegando riesgos jurídicos y financieros para Bélgica, que custodia la mayor parte de los activos a través de Euroclear. La operación podría abrir la puerta a demandas legales por parte de Rusia y sentar un precedente internacional delicado. Bruselas defiende que no se trata de una confiscación, sino de un préstamo respaldado por activos, pero la frontera legal es difusa.
Presión internacional y represalias rusas
El debate se complica con la participación del Reino Unido, que también posee activos rusos congelados, y la advertencia de Moscú de posibles represalias legales y económicas contra inversores de países “hostiles”. Alemania busca avanzar incluso sin el consentimiento pleno de Bélgica, para evitar que Estados Unidos gestione los fondos y garantizar la financiación europea a Ucrania.
Motivaciones estratégicas de Alemania
El cambio de postura de Berlín responde a la urgencia de consolidar una solución multilateral antes de la cumbre europea y a la necesidad de evitar que Alemania asuma sola el costo militar. El Gobierno alemán argumenta que la movilización de los activos rusos es clave para la soberanía estratégica de Europa y el apoyo continuo a Ucrania.






