Chile actualiza su ley de cabotaje y apunta a un sistema logístico más eficiente y sostenible

La reforma abre el mercado a más competencia, reduce costos y fortalece la intermodalidad, con un impacto directo en precios, ciudades y emisiones.

Una modernización largamente pendiente

La nueva Ley de Cabotaje Marítimo representa un cambio profundo en el sistema logístico chileno, luego de décadas operando con reglas restrictivas que frenaron el desarrollo del sector. Hasta ahora, menos del 4% de la carga interna se movía por vía marítima, un nivel muy inferior al de otros países. Las barreras de entrada, la limitada oferta de servicios y los altos costos mantuvieron al cabotaje en un rol secundario dentro del transporte nacional.

Apertura regulada y mayor competencia

La reforma corrige estas limitaciones mediante un modelo de apertura regulada que permite que navieras extranjeras operen en rutas internas, con condiciones claras para equilibrar el mercado. Entre ellas están los requisitos técnicos, las reglas de abandono y la obligación de tener tripulación chilena. Este diseño busca aumentar la competencia y la eficiencia sin afectar capacidades estratégicas ni empleo local, alineándose con regulaciones modernas a nivel internacional.

Impacto económico y logístico

Estudios proyectan reducciones de costos logísticos entre 19% y 39%, que equivalen a cerca de 267 millones de dólares anuales. Estos ahorros surgen de una mayor oferta de servicios, mejores procesos y el ingreso de nuevos operadores. La reforma también impulsa la integración entre transporte terrestre, puertos y centros logísticos, lo que fortalece la intermodalidad y reduce tiempos y costos en toda la cadena de suministro.

Efectos en bienestar y calidad de vida

La baja en los costos logísticos podría reflejarse en precios más competitivos para productos de consumo e insumos, lo que ayuda a moderar presiones inflacionarias. Además, trasladar más carga al mar disminuye la congestión en carreteras, reduce la accidentabilidad y expone menos a la población urbana a contaminantes locales. Estas mejoras elevan la calidad de vida en zonas metropolitanas y en corredores logísticos.

Un mercado más dinámico y tecnológicamente avanzado

Con menores barreras de entrada, el mercado marítimo se vuelve más competitivo y diverso en servicios, frecuencias y tecnología. Este entorno incentiva la renovación de flotas, la digitalización de procesos y mejores estándares operacionales. El resultado es un sector más eficiente y alineado con las exigencias del comercio internacional.

Avances ambientales y transición energética

El transporte marítimo genera entre 50% y 70% menos emisiones de CO₂ por tonelada kilómetro que el transporte carretero. Al aumentar su participación, el país reduce gases de efecto invernadero y otros contaminantes que afectan la salud en áreas urbanas y portuarias. La ley también incluye incentivos para tecnologías de bajas emisiones y sistemas de control ambiental compatibles con los estándares MARPOL.

Un marco regulatorio más claro y moderno

La reforma fortalece la fiscalización, actualiza conceptos clave como cabotaje y operador autorizado, y mejora la predictibilidad normativa. Esto reduce costos de cumplimiento y facilita la planificación de inversiones de largo plazo, lo que da estabilidad a la actividad marítima y a los actores privados.