La caída en la producción de crudo y los problemas en refinación ponen en riesgo la seguridad energética de la economía dolarizada.
Ecuador enfrenta una paradoja: a pesar de ser un país petrolero, está a punto de importar más combustibles de los que genera con sus exportaciones de crudo. En una economía dolarizada, esta situación compromete la liquidez y puede generar presiones sobre el gasto público.
Colapso del colchón petrolero
En 2026, según proyecciones del Ministerio de Finanzas, Ecuador exportará USD 5.926 millones en crudo, mientras destinará USD 4.981 millones para importar gasolina, diésel y gas doméstico. El margen de dólares netos disponible para la economía se reduce a apenas USD 945 millones, lejos de los excedentes históricos que llegaron a superar los USD 5.700 millones en 2022. Este estrechamiento refleja el deterioro estructural de la industria petrolera, marcada por menor producción, problemas de refinación y creciente dependencia de derivados importados.
Producción petrolera en caída
La reducción de crudo responde a varios factores: fallas en los oleoductos SOTE y OCP, disminución de inversiones y recortes de personal en Petroecuador, además del cierre progresivo del bloque ITT tras la consulta popular de 2023. Entre enero y octubre de 2025, la producción del ITT cayó 17%, y en su peor momento Petroecuador llegó a extraer solo 39.000 barriles diarios.
Problemas en la Refinería Esmeraldas
La planta, clave para producir gasolina y diésel, sufrió un incendio en mayo de 2025 y operaba al 69% a finales de noviembre. La unidad FCC sigue paralizada y la inversión acumulada en refinación fue mínima, lo que obligó a Ecuador a incrementar las importaciones de combustibles en un 10% entre enero y septiembre.
Opciones y recomendaciones
Expertos coinciden en que es urgente mejorar la seguridad energética del país. Entre las alternativas están procesar crudo en refinerías extranjeras para reducir intermediarios, y repotenciar la Refinería Esmeraldas mediante un tren de alta conversión modular, capaz de duplicar la producción de combustibles con estándares Euro V y reducir los residuos de fuel oil al 5%. El exministro Fernando Santos Alvite sugiere que el proyecto sea licitado al sector privado mediante un proceso transparente.
José Luis Fuentes, catedrático de políticas públicas, advierte que el escenario actual es propicio para discutir la transición energética, la eficiencia en el consumo y la adopción de vehículos eléctricos, todo en el marco de una política integral que fortalezca la seguridad energética y reduzca la dependencia de derivados importados.






