Con un crecimiento entre 1,5% y 2% y una segunda vuelta presidencial en el horizonte, 2026 se perfila como un año donde improvisar puede salir caro. Experto recomienda diversificación geográfica y una estrategia 70/20/10 que combina real estate, venture capital y cripto activos regulados.
Chile enfrentará un 2026 marcado por el bajo dinamismo económico y un contexto político determinante. Según el Banco Central, el crecimiento esperado se moverá entre 1,5% y 2,5%, mientras que la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) reportó una caída del 18% en las ventas de viviendas durante el primer trimestre de 2025 y un stock de 60.000 unidades sin vender.
En este escenario, donde convergen tasas de interés aún altas, consumo débil y un año con definiciones presidenciales en curso, la planificación estratégica y la diversificación de portafolios emergen como las herramientas clave para que los inversionistas chilenos naveguen con menor riesgo.
«El mercado enfrenta tasas de interés aún altas, consumo débil y un escenario político que siempre altera expectativas. La política incide vía expectativas: regula inversión, consumo y prima de riesgo. Los cambios de signo político alteran percepciones sobre reglas y trayectoria regulatoria», explica Milko Grbic, empresario e inversionista chileno experto en estructuración de fondos con colateral.
2026 será un año para privilegiar la estabilidad sobre la especulación. «Conviene privilegiar activos con flujo defensivo y baja elasticidad. La disciplina de portafolio –diversificación geográfica y sectorial– reduce la volatilidad. El foco debe estar en reglas claras y señales proinversión, no en apuestas binarias», detalla el especialista. Para eso, recomienda una estrategia mixta de portafolio:
- 70% en real estate: con foco en activos de largo plazo en Estados Unidos y opciones de mediano plazo en Chile
- 20% en Venture Capital: enfocado en innovación e inteligencia artificial
- 10% en criptoactivos: con manejo regulado y revisión periódica
Los errores que se deben evitar
Grbic identifica que los principales errores están en la improvisación y la falta de análisis riguroso. «El ‘time to market’ sin tesis ni due diligence conduce a sobrepago y baja liquidez. También hay exceso de riesgo local y descalce de plazos, además de subestimar cambios regulatorios o ciclos de tasas», advierte.
El especialista enfatiza que la clave está en estructurar correctamente y pensar más allá del corto plazo. «Invertir con brújula no es una metáfora, es una necesidad. En un año donde la política y la economía se cruzan en cada decisión, quienes logren transformar los riesgos en oportunidades serán aquellos que mantengan disciplina y visión estratégica», concluye Grbic.






