La naviera suizo‑italiana Mediterranean Shipping Company (MSC) alcanzó una flota operativa de 7 millones de TEU, consolidando su liderazgo global en contenedores.
MSC ha alcanzado un hito sin precedentes en la industria del transporte marítimo de contenedores al superar la marca de los 7 millones de TEU en capacidad operativa de su flota. Esta cifra la convierte en la única compañía que ha alcanzado ese umbral.
La flota consta de 955 buques en operación entre propios y fletados; 688 buques propios aportan más de 4,2 millones de TEU, y 267 buques en régimen de arrendamiento suman cerca de 2,7 millones de TEU.
La empresa ha logrado esta expansión gracias a una estrategia agresiva de adquisiciones de buques nuevos y de segunda mano. Solo en 2025 se sumaron decenas de unidades para alcanzar este récord. Además, MSC mantiene un pedido de 124 buques en construcción, que añadirán alrededor de 2,17 millones de TEU adicionales, lo que la podría llevar a superar los 9 millones de TEU.
En comparación, sus principales competidores operan con capacidades significativamente menores: la alianza Gemini Cooperation, formada por Maersk y Hapag‑Lloyd, se sitúa en torno a los 7 millones de TEU en conjunto, mientras otras como CMA CGM y COSCO no alcanzan los 5 millones. Esta diferencia evidencia la ventaja competitiva de MSC.
La consolidación de esta capacidad tiene implicaciones de gran alcance para el comercio global y la logística: una flota tan extensa otorga a MSC mayor control sobre tarifas, rutas y frecuencia de servicio, especialmente en corredores críticos como Asia‑Europa y Asia‑América. Al mismo tiempo, plantea interrogantes sobre la concentración en la industria marítima y los efectos sobre la competencia.
Para América Latina y los mercados emergentes, este liderazgo tecnológico y logístico abre oportunidades y desafíos: mayor conectividad y servicio, pero también la necesidad de adaptarse a una cadena dominada por grandes operadores globales.
Este avance refuerza la posición de MSC como actor estratégico en el comercio internacional y anticipa una nueva fase de competencia donde la escalabilidad, la eficiencia energética y la sostenibilidad operativa se convierten en diferenciadores clave.






