Perú frente a una tormenta energética: la luz podría quintuplicar su costo por el fin del gas de Camisea

El agotamiento de reservas y la falta de exploración amenazan con una crisis que pondría en jaque la competitividad industrial y el bolsillo de millones de peruanos.

El modelo energético de Perú enfrenta su mayor desafío en dos décadas. Según Gas Energy Latin America (GELA), el costo de la electricidad podría multiplicarse por cinco hacia 2040 debido al agotamiento del gas natural de Camisea, principal fuente de generación eléctrica del país, y a la escasa exploración de nuevos yacimientos.

Una economía en riesgo por la falta de gas

El impacto sería profundo: las regalías de gas y petróleo caerían más de 50%, reduciendo drásticamente los ingresos de regiones que dependen del canon de Camisea para financiar infraestructura, salud y educación. Entre 2025 y 2046, se calcula una pérdida superior al 67% en ingresos subnacionales, comprometiendo la inversión pública en áreas críticas.

Luz hasta cinco veces más cara

El mayor golpe recaerá en los consumidores. El costo de generación eléctrica con gas importado podría subir desde los actuales 20 dólares por MWh hasta más de 100 dólares en un escenario conservador, y 154 dólares en el más pesimista, lo que derivaría en un alza histórica de las tarifas de luz para hogares e industrias.

El efecto se extendería al transporte y al consumo doméstico: el gas natural vehicular podría duplicar o triplicar su precio, y las tarifas de gas en viviendas aumentarían entre 60% y 120%.

Déficit energético y riesgo macroeconómico

El déficit de la balanza energética también se dispararía. Con los precios actuales de petróleo y GNL, Perú podría importar más de 5.000 millones de dólares en energía hacia 2046, erosionando su estabilidad fiscal y su competitividad.

Lecciones de la región

El caso peruano refleja errores ya vividos en la región. Bolivia pasó de exportador a importador neto de energía tras frenar la exploración. Argentina, con subsidios y trabas regulatorias, acumuló un déficit de 43.500 millones de dólares, solo revertido recientemente por Vaca Muerta. Colombia, sin nuevos descubrimientos, proyecta importar la mitad de su gas en la próxima década.

Perú aún tiene margen, pero necesita actuar

Camisea todavía guarda potencial en capas profundas, y proyectos como Candamo o la cuenca Marañón podrían sostener la autosuficiencia. Sin embargo, la conflictividad social, la burocracia y la inseguridad jurídica frenan nuevas inversiones.

GELA estima que se requieren más de 7.000 millones de dólares en exploración para revertir la tendencia y garantizar precios internos estables. Pero el tiempo corre: sin una política clara de incentivos y seguridad para las inversiones, Perú podría enfrentar una crisis energética comparable a la vivida por Argentina y Bolivia en sus peores momentos.