Entre 2026 y 2029, el país enfrentará decisiones estratégicas que marcarán el futuro de su infraestructura portuaria. El interés de gigantes internacionales abre un escenario de oportunidades y desafíos para los actores locales.
Chile se prepara para un nuevo ciclo de concesiones portuarias que se iniciará en 2030 y que, según especialistas, será decisivo para el futuro de la logística y el comercio exterior. Entre las principales definiciones pendientes se encuentran los plazos y condiciones de licitación, el rol de los puertos estratégicos de San Antonio y Valparaíso, y el marco regulatorio que dará certezas a inversionistas.
Para Gabriel Tumani, gerente general de Ultraport, el escenario no solo abre oportunidades de modernización, sino también un reto mayor: competir con los grandes operadores globales que ya miran al país. “Es difícil pensar que en Chile los grandes operadores globales no vayan a entrar”, señaló, recordando experiencias recientes como la inversión de Cosco en el puerto de Chancay, Perú, y la presencia de DP World en la región.
El interés de compañías como Maersk (APM Terminals), Hapag-Lloyd o MSC en expandir sus brazos portuarios refuerza la expectativa de que Chile se convierta en un polo estratégico dentro de las cadenas logísticas globales. Para las empresas nacionales, la clave estará en apalancar su conocimiento local, la relación con sindicatos y comunidades, y la incorporación de tecnología que aumente eficiencia y seguridad.
En paralelo, el debate sobre la automatización, la sostenibilidad ambiental y la propuesta de un “royalty portuario” añaden presión al sector. Según Tumani, cualquier sobrecosto en la cadena logística podría restar competitividad al país frente a otros corredores comerciales de la región.
El próximo ciclo de concesiones será, por tanto, una prueba crucial: abrirá la puerta a capitales globales de gran escala, pero también pondrá a prueba la capacidad de las compañías locales para mantenerse relevantes en un escenario cada vez más exigente.






