Aunque el megapuerto de Chancay avanza a paso firme como uno de los proyectos más ambiciosos de infraestructura portuaria en América Latina, su verdadero impacto económico podría verse limitado por un viejo problema nacional: la conectividad vial.
A pocos meses de iniciar operaciones, especialistas y gremios logísticos advierten que las vías de acceso actuales no están preparadas para soportar el volumen de carga que se prevé mover desde y hacia el puerto. En efecto, la falta de autopistas modernas, rutas alternas eficientes y una red logística integrada podría generar cuellos de botella que resten competitividad al hub portuario.
«Chancay tiene potencial para convertirse en la puerta de entrada y salida del comercio asiático en Sudamérica, pero sin una infraestructura vial adecuada, esa promesa corre el riesgo de quedarse a medio camino», señala un informe reciente del sector transporte.
Desde el Gobierno se han anunciado iniciativas como el Anillo Vial Periférico y otras obras complementarias, pero los avances aún son lentos frente al calendario de Chancay. El desafío no es solo técnico, sino también de gestión y articulación público-privada.
Mientras el megapuerto se prepara para redefinir la cadena logística nacional, urge una respuesta coordinada y multisectorial que cierre la brecha vial y asegure que el Perú no pierda esta oportunidad histórica de integrarse de manera más eficiente al comercio global.






