Las ventas al exterior crecieron 7,2 % interanual en junio y las importaciones 2,3 %, impulsadas por una pausa arancelaria que expira en agosto. El repunte marcará el tono del PIB chino que se publica hoy.
China aprovechó la breve distensión con Estados Unidos para reanimar su comercio exterior. Según la Administración General de Aduanas, las exportaciones denominadas en yuanes aumentaron 7,2 % interanual en junio y las importaciones 2,3 %, con lo que el intercambio total avanzó 5,2 %. El dato supera las previsiones de mercado y dibuja el mejor junio desde 2021.
El impulso se explica, en parte, por la “carrera” de muchas empresas para embarcar mercancías antes de que la tregua arancelaria caduque en agosto. En el primer semestre, el comercio exterior acumuló un alza más modesta (2,9 %), pero mejoró el ritmo del primer trimestre (1,3 %). Pese al repunte, el intercambio con EE. UU. se desplomó 9,3 % interanual y llegó a caer 20,8 % en el segundo trimestre. La brecha se compensó con mayores envíos a la Unión Europea, Japón y, sobre todo, a mercados emergentes del Sudeste Asiático, Asia Central y África, donde las ventas crecieron a doble dígito.
Entre los rubros más dinámicos destacan los productos de alta tecnología: componentes electrónicos, baterías de litio, turbinas eólicas y robots industriales, que crecieron 12 %‑60 % interanual. También sobresale la exportación de tierras raras—minerales críticos para chips y equipamiento militar—que saltó 32 % entre mayo y junio tras el compromiso de Pekín de flexibilizar sus restricciones.
El repunte comercial llega en la antesala del PIB del segundo trimestre (se publica hoy), clave para medir si Pekín mantendrá su objetivo anual “en torno al 5 %”. Con un consumo interno lastrado por la crisis inmobiliaria, China sigue apoyándose en la demanda externa. Analistas advierten que, una vez reactivados los aranceles estadounidenses y con la UE negociando sus propios ajustes comerciales, el impulso de junio podría ser efímero.






